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El Narrador - Parte 3: Kohn Omnisciente

Ambos dos, como par de críos, siguieron hablando y maquinando muchas cosas. Gulme le explicó a Clara todo lo que había vivido. Clara se sentía más libre y madura, pues se había dado cuenta que lo había sido sin saberlo.

¡Espera! ¡Cómo! ¡Cómo que libres! ¡¿Quién se está metiendo en mi narración?! Alguien está actuando contra nosotros Shathu. Alguien quiere quitarte poder. No lo voy a permitir... Yo creé a ese desagradecido de Gulme, y no dejaré que sea libre. Gulme y Clara son MIS personajes, y harán lo que yo quiera. ¡Qué se han creído que son! ¿Libres? ¡Ja! Les voy a dar yo libertad.

Siguieron hablando. La gente iba mirando mal a Clara a medida que iba andando por al calle, peus estaba hablando con su propia sombra. Y un policía la cogió y la llevó al manicomio... No. Eso es demasiado surrealista. No tiene sentido. Estaba anocheciendo. Gulme se notaba mal. Estaba empezando a dejar de existir de nuevo, pues la oscuridad de la noche le estaba haciendo desaparecer entre la plenitud de la oscuridad. Entonces le dijo a Clara:
   - Hoy no me queda mucho más tiempo. Mañana por la mañana te espero en tu habitación, cuando el sol entre por tu ventana. Hay que planear cómo salir de aquí, y tengo un plan para que el narrador nos deje en paz.
   - Vale, de acuerdo. Pero no sé aún porqué quieres que salgamos de aquí, tú eres una sombra yo no; tengo una buena vida, no me hace falta ser libre.
   - ¿Y no te gusta serlo? Por qué dices eso, Clara. No te entiendo... ¿Nos vemos mañana?
   - No lo sé... No sé que se me ha pasado por la cabeza, es igual. Nos vemos mañana, Gulme.

Gulme desapareció al poco tiempo preocupado por Clara. Luego hubo un gran giro en la historia. No se esperaban lo que pasaría después. Al día siguiente no amaneció

Clara se despertó a las ocho de la mañana. No podía ser que no hubiese luz. Ni siquiera las luces funcionaban. Gulme había desaparecido para siempre. Para siempre. Sin explicación y sin remedio. 

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