Veo en la pantalla ahora una gran mancha negra que parece que cubre algo que se mueve. Me levanto y oculto entre mis brazos una cámara que tengo enfrente, que siempre me mira. Y tú, al igual que yo ahora, como siempre, haciendo ruido con tu piel, intentando abrazarme abrazando al ordenador, que nos hace estar más cerca. Aunque sólo sea un momento. Y eso que a ti nunca te ha gustado abrazarme por aquí. Quizá tengas ahora razones para hacerlo.
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.