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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Besos de nácar blando

Aún te recuerdo triste. Llorabas medio pantano y el otro medio venciste en silencio. Sin gritarlo como clamaban tus labios. Mas son de nácar tus labios. Son labios de nácar blando. Nácar, porque siendo opaco bajo el brillo brilla tanto. Blandos, porque son labios de labios enamorando. Y siempre brillan amando. Y yo te veo. Te he mirado llorando, sufriendo, brillando. Brillando a mí: ¡Y tú a nado ahogando con rejas de esparto, (las pardas de mis labios) dolores enamorados! ¡Y sangra tu nácar llantos de esparto¡ ¡Placen me amando! ¡Labios! ¡Escuchadme, labios!: ¡A mi! ¡A mí estás brillando! ¿Os dais cuenta, labios? ¡A mí! ¡A labios de esparto! ¡Rejas negras son mis labios! ¡A mí! ¡A mí estás brillando! ¡A mí! ¡A mí me han besado esos nácares blandos y tus nácares le has dado! Y, ¿sabéis qué, bellos labios? ¡Que se han quedado en mis labios mezclándoseme al esparto! Y desean llorar tanto como esos tus ojos pardos antes verdes. Antes cuando no te veía llorando, excretando en un pantano de

Libre soymos

Soy. Soy yo. Sin ti. Contigo en mis suspiros dormidos que desean deshacerse de su cama y salir. Soy. Soy yo. Sin ti. Tus besos saben a cautivo y a veces con ellos me reclamas como orí. Soy. Soy yo. Sin ti. Queriéndote hasta no estar vivo. Hasta entristecerme entre tus llamas que prendí. Soy. Soy yo. Sin ti. Algo anhelo en la verdad de tu alivio y no alcanzarlo me saca a rastras desde ti. Soy. Soy yo. Sin ti. Echándote de menos en mis libros de poesía de tierra desgarrada desde aquí. Soy. Soy yo. Sin ti. Entre heridas tenidas en vilo Yo lejos y tú muy alejada de ti. Bésame. ¡Adiós medida! ¡Que se aparte un instante la poesía! Soy. Soy yo. Sin ti. Gritando a rabias que me escribas con las garras del amor tus caricias en mi piel. Gritando que me abraces como ayer el ayer en que te vi a mil nanómetros de ti: ¡y son tantos -son mil- que no los puedo medir! ¡Te anhelo! Te anhelo en mí Anhelo sacarte de aquí. De ti Anhelo verte vivir. Vivir. Viv

Orgasmo vital

Confieso que hoy tuve sexo con mi vida y se vino mi muerte, mi ansiedad, mi amor, mis alegrías mis miedos, mis fantasías a una expresionista orgía de pasión escatológica. Esa cuyo orgasmo deriva de todas las sonrisas que son del corazón salidas. ¡Pues no dan asco las sonrisas, y menos el placer que brinda! ¡Y hoy me tiré a la sonrisa de mi dicha! Esa cuyo orgasmo deriva de toda buena noticia que son por suerte tenidas. ¡Pues son las bunas noticias deseables y atractivas! ¡Y hoy me tiré una bellísima noticia! ¡Y celebré el placer que me brindó la vida! Hice el 69 con El Amor; y con el Dolor hice hasta el águila (y fue él quién se se corrió y no yo, ¡pues la falo de mi alma es mágica!); le hice una grande felación a Ilusión; ligué con La Inspiración con dádivas de paciencia y esperanza. En Posición de Loto con ternura orgásmica. Le di mi cuerpo de vida a la vida de mi cuerpo. ¡probamos poses estrábicas! Todo fue feliz orgía kamasutra y sent

Corazón de montaña

Hace días largos largos días dejaban huella en el corazón de tus ojos. Y ahora están descansando. Ahora te veo y me miras. Me miras sin males ni llantos, me miras con brillo en los ojos. Grifos son tus labios de agua de mar salada. No como el agua de río que llevabas. Que sin deber serlo era salada. Ahora no. Ahora tu mar, tus ojos, tus labios, tu cara, tu andar son en calma bajo montaña. Bajo el corazón que es portor del paisaje entre sus ansias. Eres tu valor de corazón y por ello el dolor no te arredra ni espanta. Pero ten cuidado, corazón de montaña que tus aguas de mar son saladas, y el mar, al ser mar no te daña pero antes sí que te dañaba cuando eras de río de montaña. Y los peces son distintos entre aguas de sal y saladas. Pues son distintas aguas y sus hogareños, cambian. Tus ojos irradian esa diferencia.                      En tu mirada está tu corazón de motaña, pero llevar una montaña es una carga; cargarse a uno mismo s

Corazón de esparto

¿Recuerdas con lo último que toqué tu brazo? Mi mano. ¿Recuerdas cómo toqué tu brazo? Agarrándolo. ¿No lo recuerdas? Yo sí. Te ibas. Te cogí. Te quedaste. Cabizabaja te obligué al marcharte que aguantases. ¿Recuerdas lo último que toqué con mi mano? Tu brazo. ¿Recuerdas cómo quedo al tocarlo? Agarrado. ¿No lo recuerdas? Yo sí. Por ti. Por darte la esperanza que te faltaba mientras por el otro brazo te tiraban. Por ti. Para que tu honor no te matara. Para ti. Por todas lass rabias que quedaban en tu corazón de esparto. Buscando en él pates de vos que no te hiciesen daño. Que no riesen con llantos. Que no espantasen los malos blancos de pureza que aún tu corazón están pintando. Que no alargasen los malos ratos de entereza que ún tu corazón están matando. ¿Debes morir? Sí. ¿Y cómo morir? Matando. ¿Y cómo matar pesadillas? Con sueños. Y es que se sueña sufriendo los años que te han desbordado la vida; que con tanto llanto has co