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Mostrando entradas de marzo, 2024

Ojos de hogar

Es que es mirarte y sonreírme las arenas del pecho; es abrazarte y encerrarme en burbujas de afecto y medio mareado ahora mismo te escribo que te quiero tanto como me quiero contigo y que pájaros vuelan en acantilados sinuosos y que nubes corren entre las fibras del aire y que volcanes supuran el zumo de la tierra y que el tiempo acecha y también arredra pero es que no importa lo más mínimo todo eso; que, mientras, tú y yo en la cama, entre abrazos y besos y cuando el corazón llueve, desahuciamos a la pena. Entre dolor molar, mareo y el malestar que siento te siento cerca, te echo de menos y te quiero y tengo delante de mí en mi cabeza mil recuerdos de tí amándome, cuidándome, como si no hubiera tiempo y esa sensación sin tiempo me hace sentir eterno como el universo que creó el resto de universos como el din, como el nirvana, como en el firmamento encontrar siempre algo al mirarlo y que sea nuevo o embelesarse con la fija aleatoriedad del cielo. Villúcidos colores llenos de retazos má

Follar para desnudarse

Follar siempre al menos una vez al menos desnudarnos una vez del todo para poder hablar, sobre-todo. Si te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú. Si ya te he desnudado y me has desnudado los complejos se quedan en la ropa y las excusas, líquidas, sobre la cama y de los quejidos sólo se oyen ya los ecos de los orgasmos y se ha disuelto el miedo hasta la ternura del abrazo. Si ya te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú y seguiremos desnudos al volver a vestirnos. Follar siempre al menos una vez para desnudarse una vez una última vez para nunca tener que volver a vestirnos. Imagen de mopiaoyao  en Pixabay  de ©Shathu Entayla

Abrazar bien

Yo abrazo hasta el alma a todo aquel que me deja porque todo el mundo se merece asomarse al hombro ajeno y encontrarse el alma abierta. Imagen de Pezibear  en Pixabay  de ©Shathu Entayla

(No) quiero ser Antonio Banderas (Conciliación IV)

Antonio Banderas  pidió perdón por haberse perdido la infancia de su hija. Yo voy hacia allí. Y no sé si lo quiero. Ya me estoy quedando sin tiempo. Lanzo cuerdas de afecto y vida a las argollas de la red que me cuida para que estén cerca para que me acompañen y tenerlas y puedo apenas. Dedico más tiempo a intentar llegar a llegar a llegar a algo que a tenerlo. No hay más. Así va esto. O sea que voy hacia allí y no sé si lo quiero. No soy Antonio Banderas y ya apenas tengo tiempo. Y ya quiero el afluente que lleva a casa y el teatro que dura más que la guerra y el hogar con todas a las que quiero. Quiero lo común del hogar pero la farándula hace añicos la comunidad. Una comunidad que, por plural siempre tuvo resquebrajos abiertos. Luchar por arte y amor: ese es mi sueño. Es mi afluente definitivo. Construyo mi arca como Noé hizo y, o muero en el intento en el tambaleo de la precariedad y en atomizaciones comunes que no elijo o muero monógamo,  hipotecado funcionario a plazo fijo. Prefi

(In)mobiliaria (Conciliación III)

Entonces le pregunto a la inmobiliaria cómo es la casa. Y hay una cama de matrimonio. Y hay espacio para hijos. Y no hay espacio para amantes ni una plaza en el salón un cardos ni decumanos que unan, al modo romano las vidas de todas las personas que me habitan. La inmobiliaria me quiere discreto en todos los sentidos pero soy continuo y continúo espectrando en mi cabeza las paredes de este sitio imaginando mansiones con apenas columnas maestras pequeñas y habitaciones como salones y salones como países y países como planetas de gente que se conecta se circunnavega y se encuentra los pasillos son cortos como parpadeos y los encuentros largos como odiseas todo el mundo hace la comida y limpia todo el mundo hace la vida con su vida y la concilia todo el mundo hace el amor sea como sea que lo imagina. La inmobiliaria me dice que no que son dos habitaciones un baño a 15 minutos del metro con plaza de garaje y 1500€ euros sin gastos incluidos, por supuesto. La inmobiliaria no sabe que quier

No es suficiente drama (Conciliación II)

Dos cadenas me atraviesan. El escenario y el hogar. En el escenario todo es para el otro. Se paga el precio de uno mismo como el sacerdote a dios como al bebé la placenta. El escenario es un hogar compartido sacro de otro tiempo antiguo pero hace tiempo que no es seguro. El hogar del teatro dura como máximo 90 minutos o 120 minutos o los que dure minutos lo que dura el sueño de Wagner minutos lo que dura el portal a otro mundo minutos lo que dura el encuentro. Lo que dura en minutos si quiero que me calme no llega a segundos. Lo que dura el hogar se pierde en las colas de salida en la taquilla en el camino a casa en los premios en el olvido. Y en camerinos me quedo pensando en el hogar sacro de otro tiempo antiguo uno que no acaba un sueño de Wagner perpetuo un portal que extiende el mundo no un museo un portal que extiende el mundo y no se cierra. Un hogar en la guerra de vivir. Siempre con la puerta abierta. El teatro  para ser hogar debería de durar más que la guerra. de ©Shathu Ent

El afluente (Conciliación I)

¿Hacia dónde va la vida? Seguir sus aguas bravas mientras añoras los pueblos que cruzas. Seguir esperando el afluente correcto que te lleva a casa. El afluente que lleva a casa… No quiero navegarlo. Yo quiero cogerlo y abrazarlo como quien abraza a una sirena. Anhelo ese afluente como el agua abisal, a la nube como la luz, a la otra punta de la galaxia como la muerte, a la vida. Ese afluente será mi pueblo. Será mi vida. ¿Hacia dónde va la vida? Seguir sus aguas bravas mientras añoras los pueblos que cruzas. Seguir ganándote el pan para construir el afluente que te lleva a casa. ¿Pero cuánta vida tengo que construir para vivirla? ¿Cuánto pan he de ganar para pasar de navegar la vida y empezar a habitarla? Imagen de ArtTower  en Pixabay de ©Shathu Entayla

Lo universal

          Lo universal  está mal dicho. Lo universal implica “del universo” entero con sus aristas sus excepciones en todos sus dominios. Lo universal no es tal. Lo universal lo creamos todos si lo decimos; es la manera de bailar de la loba de mil patas humanas: el bailar que le dijimos. Lo universal no es nada por querer que todo sea lo mismo. Lo universal no es sino la destilación de  lo específico. Imagen de Geralt  en Pixabay  de ©Shathu Entayla