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Mostrando entradas de 2023

La afinidad no explica el misterio (Cariño IV)

Me encanta cómo te ilusionas con el amor aunque lo adoleces. Me encanta lo rara que eres con lo normativa que pareces. Me siento a gusto en las palabras que me lanzas, en lo que me cuidas siempre. Tanto que desnudarme contigo – literal y figuradamente – parece algo nimio, a veces. Tú, como puta que eres, sé que desnudarte es muy corriente pero sé que hay algo entre tú y yo algo disidente algo anárquico algo que baila fuerte algo perenne algo que estaba antes de conocernos pero que nos une siempre algo que nos hace echarnos de menos que a mí se me cura al verte y que a ti te hace quererme. Ese algo es un misterio en el que he pensado muchas veces. Está claro que afinidad teníamos – lo sabía el que nos conociese mucho antes de que cualquiera  en la vida del otro apareciese. Pero hay algo que es cierto. La afinidad no explica del todo ese misterio. La afinidad no explica del todo que, muy en serio, sintamos que estamos ahí para el otro que llamarnos sea obligatorio – incluso cagando, algo

Nuestro abrigo de entretiempos (Cariño III)

Tienes en el pecho un alma rota y un corazón inmenso, ávido de amor y de comprensión. Por eso me apetece quererte besarte hacerlo lento para que disfrutes el tiempo. El tiempo... El tiempo cambiará lo que tenemos. Lo que quieres y lo que quiero no es lo mismo. Pero eso lejos de dar miedo, es algo bueno porque de alguna forma elegimos el tiempo en que nos queremos. Pactamos cómo nos queremos cuánto y a qué precio. Algo que podría sonar frío pero es porque somos amigos que encuentran en el otro una piel suave y cálida. Un abrigo. El abrigo no es para todas las estaciones. Y por eso no siempre nos vestimos con las mismas texturas ni colores. Tú quieres un abrigo sólo tuyo permanente. Yo siempre quiero compartirlo y tú, a veces. Pero cuando tenemos frío y cuando estamos calientes si las estaciones coinciden es decir, si yo estoy disponible, y tú quieres compartirte, nos abrigamos dando calor al frío o calentando lo calentado. Pero, si no se puede siempre podemos desnudarnos como amigos. Po

Y apareces (Cariño II)

Cuando el mundo  parecía deshacerse  en los brazos del peligro de la nada apareces y te abrazas al yute como un reo al presidio de su recién nacida libertad; de la nada apareces con esos ojos de anarquía relacional de madera que parece mimbre: dura y, mojada, flexible; de amor, de juego y verdad. Cuando el mundo parecía deshacérseme y los restos del corazón los guardaba ese otro amor juvenil de lo viejo, casi en ciernes; cuando ese amor a veces pensaba que era el único refugio que quedaba en ese mundo sin corazón llega un lunes, luego, viernes y, de la nada, apareces con respeto y fuego y niñez, y meces esos restos, con ternura. Y de pronto todos crecen. Y brota un amor con mesura que, aunque sabe protegerse, por ti la esperanza se cura; y brota un amor con mesura que, comparte, y es con creces porque al multiplicar amor, perdura. Cuando el mundo parecía deshacérseme en la desesperanza futura vienes tú y me atas fuerte y al mirarnos, la duda sobre el mundo no perece, pero al menos sí p

A ti, que aprecias la belleza del tiempo (Cariño I)

Escribir implica buscar la belleza. Al menos eso es lo que siempre ha sido para mí. "La belleza". El destino de todo arte.  Pero, ¿"buscar"?  Para mí la parte más importante de "buscar la belleza" siempre ha sido más la de encontrarla que la de buscarla. Y entonces, te regalé flores. Te regalé flores con significado. Una rosa roja, de pasión. Una anastasia morada, por tu sabiduría. Una gerbera rosa, por tu ternura. Y me había currado la narrativa de cada flor, y que todo fuera (más o menos) por sorpresa, y te había gustado todo. Casi lloraste. Jamás has llorado con ninguno de mis poemas. Y pensar en eso, me hizo sonreír. Y me hizo admirarte un poco más y apreciar lo bonito que es que seamos distintas. Porque tú no valoras tanto la belleza, como el tiempo dedicado a la belleza. La edad de la belleza. El motor que da vida a la belleza. Lo que da lugar y espacio a la belleza. Claro que piensas "oh qué estatua más bonita", pero si Miguel Ángel hicier

La ventanilla (Cariño 0)

Y cuando me metí en el bus te miré y te seguí mirando desde la ventanilla para aumentar los fotogramas de tí, en mi retina. Una despedida real  de ©Shathu Entayla

Revoler-vo, jorekoshi (poema en lenguaje sensorial)

Este poema es un experimento. Está escrito en un idioma de gramática cercana al español, pero las palabras y la morfosintaxis así como el léxico de estas ha sido modificado sensorialmente, es decir, las palabras han sido traducidas a un "lenguaje sensorial" inventado y único para este poema. Bajo él, la traducción en español.  REGLAS FONÉTICAS DE LECTURA:  - Las “v” se leen como “v” francesa /v/. Fricativa labiodental sonora.  - Las “sh” se leen como “sh” inglesa. Fricativa postalveolar sorda.  - Las “j” se leen como en español. Aunque también pueden leerse como en inglés, y queda chulo.  EL POEMA:  Revoler-vo, jorekoshi Reckett.  Reprost.  Voler-vo koshi i-nou.  Voler-vo servoler-vo koshi.  Vo.  Jovoler-vo koshi.  Jonada-vo.  LA TRADUCCIÓN:  No hacerlo no será bueno. No puedo.  No quiero.  Hacerlo es bueno para mí.  Hacerlo haría que fuera bueno.  Sí.  Hacerlo bien lo será.  2023 © Shathu Entayla & Violet Snow  CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS ANOTADAS DURANTE LA CREACIÓN: -

Arenga contra tus caballos

Cada vez que veo que por las costuras de tu estima troyanos negros avanzan pretendiendo aniquilarla, tendría una conversación seria con cada astilla, con cada tablón  de esos caballos de madera que en ti se cuelan. Y, aunque me hablaran con el idioma de los árboles y como hablar con mármoles hablarles fuera; y, aunque me hablaran con el idioma de la tierra que, en principio, representa todo lo efable -y que por prestigio divino un respeto mereciera- aún así les diría que se fueran. Que en esas costuras de tu estima sólo debieran entrar cosas buenas que mereces que te quieran. Que toda belleza,  como tú, tiene grietas, y nadie derecho les ha dado a esos caballos troyanos a entrar ahí por la fuerza. Ellos son pensamientos que te hablan mal de ti y que, si esperas, te hablan con paciencia y que, en el fondo, te alientan. Todo abismo cuando te habla duele siempre y siempre también acierta. Pero tus troyanos no te alientan (o la forma de que lo hagan no encuentras) En tu caso esos troyanos,

Las otras mismas estatuas

Tamara Kvesitadze hizo "Ali y Nino": ese par de estatuas que se entrelazan pero que jamás se tocan. Ali, era musulmán. Nino, cristiana. Tamara, quería hablar de un amor imposible pero que no se puede borrar. Yo, no veo eso. Yo veo dos cuerpos que de vez en cuando comparten el volumen de su espíritu y siendo uno, son ellos. No es, para mí el relato frío de las almas que quieren y nunca se mezclan. Es, más bien, el relato cálido de las que no se distinguen juntas y que, a la vez no dejan de ser ellas. Es el relato de la permeabilidad, de la identidad humana, que es bella y una por ella misma, pero que cambia de forma cuando otra la entrelaza. Y viceversa. Es, para mí, el relato que dedicaría a mis manos. El relato sobre las pieles que asgo, que acaricio y que amo. El relato de lo suyo dionisiaco, del éxtasis; del olvido de uno mismo en el contacto con otro, pero sin nunca perder la esencia en el tacto. Estas no son las estatuas de Tamara. Pero, abriendo el corazón podrían serlo

Quienquiera que seas

Nietzsche. No sé quién era pero tenía razón: el retorno es cierto. Un día ando por el parque y soy más viejo que el último día que anduve. Pero es el mismo parque y los pasos, idénticos. Atesoro esa vez que te conocí (quienquiera que seas) y el momento de mi vida era importante pero tú no me importabas, y, a fuego lento, acabó siendo al revés: se acabó haciendo trivial el momento  y te empecé a querer. Y no es  la primera vez que vivo esto. Yo ya te he visto (quienquiera que seas) entrando y saliendo de mis adentros. A tu lado ya meé fui contigo al teatro te conté quién era nos reímos juntos nos enfadamos  nos besamos nos follamos dejamos de follar nos abrazamos nos lloramos nos vimos todos los días estuvimos sin vernos años bailamos, cantamos jugamos te presenté a mis padres te presenté mi vida de hoy, de mañana y antes fuimos amigos fuimos amantes sólo una de las dos o las dos cosas vivimos cosas random  quisimos querernos y recordar recuerdos que no recordamos. Hay momentos importan

Un intento de abarcarme

Hoy he abierto el porno y quería entenderme con un poema. Pero algo de mí suena a lo-fi, a grano gris en el televisor, a polvo No. Yo, ya no me escondo: que ya no me gustan las despedidas. Antes era lindo lo romántico. Ahora echar de menos siempre me gana y añoro. Bueno, me escondo un poco: no son solamente las despedidas. Es el miedo y hambre de lo íntimo: y a perderlo con dolor y desdén, sin gozo. Hay un atasco al fondo de mí. Algo palpita. Es algo serio, confuso pero prístino, seco, orondísimo, imperfecto y nostálgico. Es hondo. Es que el amor lo es todo pues convierte en él todo lo que toca pues de la nada saca sentido ¿Pero y yo por qué hablo de amor ahora? ¿Soy tonto? Sin comprender, me arrojo a una cascada que tenía dentro. Me mojo buscando en cada gota el sentido, y aún así, no lo encuentro. No hay modo. Me aburro. Me despojo. de todo. Me aburro de mí. Me rindo. Quiero mi mecedora de pueblo, morirme en ella y que siga meciendo mis ojos. Mece-... ¿qué? Estoy loco ¿Cómo que "