Amar de una forma en la que uno ya no es amado es mirar el vacío en la montaña a la sólo tú has llegado y en la que solo tú estarás jamás. Y por ello, reescribes tu piel. Decides si tirarte, desandar lo andado, o seguir solo en la montaña esperando encontrarte algún día a quien amaste en un sendero de amor diferente. Uno en el que tú no seas tú ni quien amaste lo sea ya. Uno en el que reescribisteis la piel. Siempre se reescribe la piel. Y reescribir es borrar tachar, olvidar e ignorar una parte de ti que ya estaba escrita, que recuerda cómo y con quien escaló aquella montaña. Reescribir la piel es borrar algunas cicatrices, tachar algunos amores, olvidar algunos planes, e ignorar algunos deseos. Reescribir la piel es reescribirse. Reprogramar cómo amas. No solo a alguien, al mundo. Es tener que amar diferente o dejar de amar. Es resignarse a la necesidad de elegir cuando tú ya habías elegido. Reescribir la piel. Dejar que penetre en ella el agua con sal pa...
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.