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Mostrando entradas de abril, 2014

Hablándote en Sueños

Cuando te arropas por la noche con tu manta de sueños eres frágil, como la superficie del agua. Como una brisa suave en una cuerda de arpa, Como una roca dejándose bañar por el sol durante el día Como los rayos de luz que descubren el polvo. Eres frágil como un pétalo y como un pétalo flotas y fluyes en el agua de mis corneas. Como si no fueses a despertar nunca. Como si estuvieses más viva que dormida.

Una lengua universal

Hay muchas cosas que podría decirte. O no; depende de mi inspiración. Sin embargo el lenguaje de los besos se habla en todas las lenguas y tú y yo lo hablamos perfectamente.

Tú y tus caricias

Me diste un abrazo y decidí guararlo. Disfruto cada caricia tuya que se marca en mi piel como un tatuaje: las células muertas no se las llevan. Luego saco el abrazo que guardé y me lo tatúo pero es más bien calcomanía así que los raciono y, cada vez que te extraño como un poco de tus abrazos y me nutren la piel. Y siento que podría morirme ahora mismo. Sin ti, sin tus abrazos. Pero, por favor nunca dejes de acariciarme.

Sanísima Incertidumbre

A veces hay un momento que separa dos. A veces no sabes qué separan pero tienes una vaga intuición de que cuando lo vives no tiene por qué haber sol, ni nubes, ni siquiera mundo. Tan solo un segundo de alegría de esa que sofoca, que llora, que mata, que, sobretodo, evoca.

Para ti, mi luna

Nunca antes te lo he confesado pero, ¿sabes?: Cuado no hablo contigo suelo mirar por la ventana y si la luna está completa nos quedamos durante todos los sueños hablando de ti; la luna fumándose las estrellas, y yo bebiéndome tus recuerdos. Cuando despierto sabiendo que voy a verte me levanto con polvo de estrellas en la nariz y la luna recuerda que brillaba por eso, los dos amanecemos.

Libre Prisión

Un prisionero se acostumbra a su celda. de unos pocos metros cuadrados y a ella le cuenta sus secretos: él se cuenta a ella. Al salir la libertad ejerce su dictadura. Y él no se cuenta a nadie. Y él ya no es él. Es él, con vida. Es él, pero no en su celda. El prisionero se echa de menos. Echa de menos la celda. Allí se dejaba morir por la muerte que le daba vida. Otra vida. Ahora le es difícil morir. La culpa es del tiempo. Del alma inocente del pasado que llega al presente sin inocencia; que lo único que ha aprendido es a desaprender. Lo que aprende: que la libertad mide pocos metros cuadrados; que el cómo le ven los testigos de su vida es lo que le da vida; que él prefiere estar muerto. Y el fantasma de la muerte le dice a su alma viva: "muérete, y ven conmigo".  Y él contesta: "mátame" Y el fantasma le dice: "con testigos que lo impidan yo nada puedo hacer".

El Crucero

Ahí te veía. Como siempre. Como todos los días. Apoyada estática sobre la baranda del barco, mirando su cola de sobre el mar. Donde el amor se consumaba y se consumía. Donde cada vez que nos hemos besado. En ese el momento en el que el barco cortaba las olas, y explosionaba en nuestros rostros. Recuerdo cuando, de pronto, nuestro pelo se volvía más oscuro y arcilloso, y tus puntas se alisaban haciéndote caer una gota por el pecho, que se escondía bajo tu camisa. En ese momento en el que la luz infantil jugaba con los brillos de agua salada en nuestra ropa y piel. Recuerdo ver el barco que cortaba otra ola más grande. Una ola que pasaba por encima de nosotros como un cristal translúcido, y nos arropaba cuando nos mojaba. El barco viraba de lo fuerte que era, hasta hacernos tropezar. Entonces, caídos de rodillas en el suelo, veíamos cómo el agua salada se hacía mouse sobre el barco, y luego se evaporaba entre fotones hacia una atmósfera sedosa. Los dos reíamos, como la luz entre las