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Mostrando entradas de abril, 2015

Inocencia de manchas o Madurez de autobús

Ella viene de frente. Él en la marquesina, mirándola fortuita y continuamente. Sonido de ciudad sucia y de coches escupientes. Ella llega a la marquesina. Con intención de hablarle, le habla. Él ya no la miraba más que con las orejas y el rabillo del ojo. Ella.— ¿Qué haces aquí? Él.— (Sorprendido.) Mudo. Ella.— ¿Que estás mudo? Él.— Avergonzado... (Para sí dudablemente . Sin mirarla.) ¡Cállate! Ella.— ¡Cómo que me calle! Él.— ¡No! No era a tí... Culpable... Ella.— (Ofendida) Me alegra que reconozcas tu falta de respeto. Él.— Muy culpable... Triste... Ella.— Pero, ¿de quién hablas? ¿Puedes mirarme? Él.— Bloqueado... (Entre dientes. Más bajito esta vez.) Cállate. Ella.— ¿Sabes?, es absurdo que nunca antes me hayan dado tanta conversación en una marquesina. Él.— Quizá no querrían dártela Ella.— ¡Atchís! ¡Atchís! ¡Atchís! ¡Atchís! Él.— ¿Estás bien? (Ella se seca sólo una lágrima en su ojo.) Ella.— ¡Atchís! Él.— ¡Vale, vale! (Pausa. Ella deja de estornudar.) Preocu

Ahora que no te veo

Ahora que no te veo, cuando el agua cae al estanque no hace onda. Ahora que no te veo, cuando miro al reloj anhelo que pasen horas. Pues es ahora que no te veo que el tiempo parece muerto y el agua al untármela no llora. Ahora que no te veo, el viento trastoca los setos y no mi ropa. Ahora que no te veo, se despeña una bomba al suelo y no explosiona. Pues es ahora que no te veo que estéril parece el viento y la bomba al tirármela no acciona. Ahora que no te veo aunque ni loca me abandonas se resquebrajan mis pupilas si estoy plañiendo tu demora. Ahora que no te veo... Ahora que veo las horas, el agua, el viento, las bombas, en estas mis pupilas rotas. Ahora que no te veo... aunque sí que te viera otrora hurdiendo a orillas de mi alma esas tus huellas arenosas. Ahora que no te veo... ahora, mis pupilas moran siguiendo el rastro que dejaste en el corazón de mis olas.