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Mostrando entradas de marzo, 2022

Para la gente a la que beses

Hay gente  que necesitas besar  muchas veces  porque el fin de un beso es  siempre  el principio de otro  que aún no ha venido. Hay gente que necesitas besar  muchas veces porque cada beso es siempre como estar en casa y ser querido. Hay gente que la besas y no vuelve (pocas veces). Pero dentro de ti es siempre un recuerdo vívido de haber vivido. Hay gente que la besas y no vuelve muchas veces y duele ver, porque es siempre ver al otro yendo a otros caminos. Hay gente  que la besas, te arrepientes y así siempre, muchas, o una sola vez. Siempre, y aunque no después, besar se quiso. Hay gente que la besas y no vuelve para siempre porque el mismo tiempo es siempre quien os ha llevado  hacia el olvido. Hay gente  que la besas y sí vuelve muchas veces, y despierta algo que es siempre algo que aun dormido era cariño. Hay gente que no besas y sí vuelve muchas veces, y se queda porque es siempre amor, aun siendo otro que el del inicio. Hay gente que la besas y sí vuelve. Pero, a veces. Y lo in

Fantasía lupina

En una noche de cielo marino oscuro y abisal con tenues nubes errantes rojigrises pardiblancas hemos dejado al Placer guiarnos haciendo de nuestra piel, lobas que derriten el hielo con sus patas de piel y vello, con correas al cuello. Someternos cuerdas a las cuerdas de su trineo. Cada gemido un camino en la montaña. Cada orgasmo un salto lupino esculpido en el hielo. Nosotras, las lobas, sometidas al Placer. En uno de esos saltos rompernos salir disparadas notar la brisa que se  choca  con el cuerpo antes de tocar el cielo y caer sabiendo que al caer  nos partimos en dos. Y que al hacerlo, al partirnos sin rompernos, sale humo denso casi líquido balsámico lúbrico y poderoso algo cítrico algo dulce y muy sabroso que disuelve el hielo alpino. Querer partirnos en dos y que cada parte vuele hacia el lado contrario y poco a poco aminore para aterrizar suavemente sobre el orgasmo. Cada loba un orgasmo cada gemido  un aullido cantado trazado en el aire. Orquestar los aullidos jadeando contra

Fórmula para un nuevo estado de la materia

Si el estado nuestro oscila entre gaseoso y sólido, y normalmente somos líquido, hay muchos estados intermedios. Uno hierve cuando se enfada pero efervesce al ilusionarse. Uno, líquido, entiende mejor y más entiende cuanto más caliente sin llegar a hervir. La tristeza por su parte es magmosa pero es solo su textura, porque es fría. La nostalgia es más fría todavía pero es más bien nebulosa. La alegría es plasmática.  Caliente. Fluida. Y eléctrica. Y se pueden hacer estados infinitos. La mayoría de estados no tienen nombre. Hay uno que me interesa en particular. Un estado entre líquido y sólido pero muy ligero y que, alrededor, emana un perfume con sabor a hogar. Este estado, si lo tocas es cremoso como un ungüento pero sedoso y etéreo. Al extenderlo por la piel se absorbería, pero nunca se pegaría Y el perfume huele y está caliente. Este estado es especial porque deviene  del amor sin objeto del amor que se irradia al mundo. Es el estado de la materia  del corazón encendido, de la vida