Ir al contenido principal

Fórmula para un nuevo estado de la materia

Si el estado nuestro oscila
entre gaseoso y sólido,
y normalmente somos líquido,
hay muchos estados intermedios.

Uno hierve cuando se enfada
pero efervesce al ilusionarse.
Uno, líquido, entiende mejor
y más entiende cuanto más caliente
sin llegar a hervir.
La tristeza por su parte es magmosa
pero es solo su textura, porque es fría.
La nostalgia es más fría todavía
pero es más bien nebulosa.
La alegría es plasmática. 
Caliente. Fluida. Y eléctrica.

Y se pueden hacer estados infinitos.
La mayoría de estados no tienen nombre.

Hay uno que me interesa en particular.
Un estado entre líquido y sólido
pero muy ligero
y que, alrededor, emana un perfume
con sabor a hogar.

Este estado, si lo tocas
es cremoso como un ungüento
pero sedoso y etéreo.
Al extenderlo por la piel
se absorbería, pero nunca se pegaría
Y el perfume huele y está caliente.

Este estado es especial
porque deviene 
del amor sin objeto
del amor que se irradia al mundo.
Es el estado de la materia 
del corazón encendido,
de la vida como síntesis
de la carne y del espíritu.

Y si alguien tuviera 
la osadía 
de amarte en ese estado
te derramarías como un bálsamo
sobre su piel
impregnándola de ese olor a hogar
elevando tanto su temperatura
como su ligereza.
Su temperatura, para entendernos,
sería siempre y concretamente 
la favorita
para beber agua de un vaso.

Y en ese estado y temperatura,
tu espíritu y su amor
se hacen volátiles, 
pero concretos
y, como un líquido no newtoniano
que es líquido hasta 
que recibe un estímulo,
este estado es volátil
hasta que es amado y ama.
Y entonces, se concreta
se hace más sólido pero sin ganar peso
y mantiene parte de su viscosidad.
Pero, siempre, invariablemente,
se absorbe y no sé pega.

Y este fenómeno genera 
algo llamado simultacto
es decir
un momento en el que es posible
sentir en cualquier piel tocada
todas las pieles amadas
como si todas te acariciaran a la vez,
como si, por haberlas tocado
en ese estado, sus moléculas
se entrelazaran cuánticamente.

Este estado de nuestra materia
es difícil de conseguir
a pesar de la facilidad 
de sus condiciones iniciales:
temperatura ambiente,
humedad variable 
tirando a elevada,
potencial eléctrico del entorno
medio o alto.
El recipiente que lo contiene
tiene que ser concreto y firme
pero flexible
como una forma hecha 
con hilos de catenaria
unidos y estabilizados
por tensegridad.

Pero lo más importante,
es su proceso de obtención.
Se hace 
mediante el contacto de este estado 
con otros estados
de forma consecutiva
mezclada
y preferiblemente imprecisa.
Puedes coger cualquier estado
y si lo mezclas de forma homogénea
con otros estados, a esa profundidad,
y siguiendo las indicaciones previas,
muy probablemente obtengas este híbrido
de amor en potencia.

Para que el amor pueda estar en potencia
necesita que este estado de la materia
esté libre de grumos que puedan 
cercenar o dificultar la libertad del fluido.
Si hubiera grumos, el amor
en vez de ser potencial, irradiante y contagioso
como el que nos ocupa,
se anclará a otro estado de la materia adyacente
y se asimilará a él
pero no tendremos el estado buscado.

El proceso es largo en algunos casos
pero merece la pena encontrar el estado
en el que uno ama sin reservas
pero con conciencia,
y de forma generosa 
pero libre.
Esa forma de amar, insisto, es contagiosa
porque trasciende la piel y sus ideas,
trasciende carne y somatizaciones.
Es una regresión a lo esencial de amar
pero de forma neta más que bruta
(más propia del amor de la infancia).
Una regresión 
intensificada y estabilizada
por medio de la conciencia,
que no necesita 
un objeto de amor
para existir.
Aunque puede dirigirse voluntariamente.

Este estado de nuestra materia es síntesis
de espíritu, cuerpo y conciencia.
Todo el mundo puede amar en potencia,
sentir simultacto y compersión,
y contagiarlo, de forma segura, bella,
fluida, profunda y liberada.
Todo el mundo puede encontrar ese estado.
Y, permítame que le diga que,
si todos lo hicieran, creo
que los humanos se matarían menos.

Imagen de FreeCreativeStuff en Pixabay

 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Para la gente a la que beses

Hay gente  que necesitas besar  muchas veces  porque el fin de un beso es  siempre  el principio de otro  que aún no ha venido. Hay gente que necesitas besar  muchas veces porque cada beso es siempre como estar en casa y ser querido. Hay gente que la besas y no vuelve (pocas veces). Pero dentro de ti es siempre un recuerdo vívido de haber vivido. Hay gente que la besas y no vuelve muchas veces y duele ver, porque es siempre ver al otro yendo a otros caminos. Hay gente  que la besas, te arrepientes y así siempre, muchas, o una sola vez. Siempre, y aunque no después, besar se quiso. Hay gente que la besas y no vuelve para siempre porque el mismo tiempo es siempre quien os ha llevado  hacia el olvido. Hay gente  que la besas y sí vuelve muchas veces, y despierta algo que es siempre algo que aun dormido era cariño. Hay gente que no besas y sí vuelve muchas veces, y se queda porque es siempre amor, aun siendo otro que el del inicio. Hay gente que la besas y sí vuelve. Pero, a veces. Y lo in

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot