Me abrazas y te habito, me arropas y me calmo, y algo me brilla que te brilla, y juntos, ambos, fulgurando. Una vez, en el mar con la luna menguante, bailando estaba yo, sin pies descalzos. Corriendo y corriendo. Como volando pero en arena arrebatado. Casi rojo de pasión como el sol. Casi casi, arrebolado. A mitad de baile me caí y me llamó la arena, y no sentía sus abrazos, así que me desnudé y miré a la luna y la luna me dijo: "¡Vamos que el agua fría despierta la fiesta en tu piel con sus abrazos! ¡Con Debussy, que te cantaba cuando estabas bailando, si te desnudas, yo la Luna, con mi brillo en el agua te canto!". Y me metí en el agua. Y me quedé pensando en qué fría y qué bonita. Y, de repente, ya nadando con el pelo salmojado. Con los ojos negros, blancos de estar mirando en mi piel y el mar, la luna y sus claros. Y salí y me puse a correr. Ya corrí sin haberme desnudado y tenía que correr otra vez pisando la arena en mis pasos. El mar me llamó, y otra vez quiso el a
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.