Y te miro y ya te palmo
y te susurro
para no hacer ruido
a las musas que están mirando.
Por tus ojos negros como lunas negras
y el turrón semiblando de tus labios.
Semiblandos son tus labios
porque son el punto perfecto
entre el turrón alicantino
y el turrón de yema de huevo
en consistencia.
Pero elásticos.
Y le ganaría un pulso en resistencia
a los turrones duros clásicos.
Esos turrones, al besarlos,
te besan, pero no tanto
como te miran esos ojos
mucho más negros que pardos.
Lunas negras son tus ojos
y acaso abismos
y conticinio
que susurra el silencio antiguo;
que te mira si lo estás mirando.
Como la luna, pero en negro,
negro azabache, negro cerrado
como la noche, como el pecado,
como la sombra que sobre mí proyectas,
como a oscuras abrazarnos.
Abismos negros que abrazan
tus ojos.
Turrones lúbricos blancos
tus labios.
La dulzura de unos
me pierden
y en tus tiernos ojos
me acabo
como acaba el día y la vida,
como acaba el año.
Y, al despertar, ojos y turrones,
con abrazo y dulce
me están esperando.
de ©Shathu Entayla
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