Ir al contenido principal

Mañana negriblanda

Y te miro y ya te palmo
y te susurro 
para no hacer ruido 
a las musas que están mirando.
Por tus ojos negros como lunas negras
y el turrón semiblando de tus labios.

Semiblandos son tus labios
porque son el punto perfecto
entre el turrón alicantino
y el turrón de yema de huevo
en consistencia. 
Pero elásticos.
Y le ganaría un pulso en resistencia 
a los turrones duros clásicos.

Esos turrones, al besarlos,
te besan, pero no tanto
como te miran esos ojos 
mucho más negros que pardos.

Lunas negras son tus ojos 
y acaso abismos 
y conticinio
que susurra el silencio antiguo;
que te mira si lo estás mirando.
Como la luna, pero en negro,
negro azabache, negro cerrado
como la noche, como el pecado,
como la sombra que sobre mí proyectas,
como a oscuras abrazarnos.

Abismos negros que abrazan
tus ojos.
Turrones lúbricos blancos
tus labios. 
La dulzura de unos 
me pierden
y en tus tiernos ojos 
me acabo
como acaba el día y la vida,
como acaba el año.

Y, al despertar, ojos y turrones,
con abrazo y dulce 
me están esperando.


 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla