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Mostrando entradas de 2013

Mi Tumba

Un chorro de lacre tedioso y ardiente me cubre. Desde mi cabeza, cubre todo mi cuerpo petrificando todo suspiro que puedan exhalar los poros de mi piel. Callándolos. Mi piel se quema con las llamas vivas del lacre que desciende por mi cuerpo y que se infiltra en mis entrañas. De las yagas y de mi piel calcinada, empieza a brotar mi sangre. Ni si quiera su fluidez opone resistencia; mi sangre no tiene color. Ésta, por voluntad propia, decide enfriar mi piel, enfriando también el lacre. Este se diluye un poco, extendiéndose aún más por mi cuerpo, pero ya sin quemarme. No tarda en llegar a mis pies. Quizá una agonía pequeña podría salvarme, pero, qué cadaver desea vivir, si ni siquiera puede desear. Mis pies se cubren por completo. Mi apariencia ahora es la de una bella estatua roja plateada; para nada la de una persona. Tal como el bello nicho que esconde la turbidez putrefacta de un cuerpo sin vida en un cementerio. Y aquí estoy, sin moverme, sin querer hacerlo. Sin vida. Delante

Torrente

Pocas veces se puede sentir el vacío en uno mismo. O mejor dicho: pocas veces puedes sentir que te estás vaciando. Me iba a ir a la cama, y me quité la ropa y vestí de acuerdo a ese acto placentero que me apetecía experimentar: dormir. Abrí la cama y, como cayendo en una nube, sentí que se me cerraban los ojos, a medida que me iba tumbando. No tardé en dormirme. Sin embargo, un pinchazo en el cuello me despertó. Me incorporé sobresaltado e inexplicablemente aturdido. Sentía que la sangre no me llegaba al cerebro como antes. No me costaba pensar pero se me hacía pesado estar consciente. Me volví a tumbar y comencé a sentirme como en tumbado en una piscina con poca agua: sin cubrirme, pero mojado. Sentía húmedo todo mi cuerpo y entre mis sábanas olía extraño. Como a hierro oxidado. Entonces me llevé la mano al cuello. Noté cómo mi sangre salía de mi cuello lentamente, como cuando dejas el grifo casi abierto: que no gotea, pero no chorrea. Me levanté. Rompí a llorar. Fui al sal

Típico Tópico Atípico

No puedo ni sé qué hacer para admitir que el mundo es como así. No me cabe en la cebaza la mentira. No me cabe en la cabeza que se diga que se ayuda a los pobres y se les deja morir. Así como no creo en un Dios y menos en el Dios cristiano, que es copia de dioses paganos, que fomenta el homicidio en su libro sagrado y que impide el amor en sus condiscípulos más cercanos.   Tampoco creo en que dos billetes valgan para comprar un amuleto como no creo que lo que se vende valga tanto como dinero cedo para compar algo que no quiero.   ¿Por qué todo tiene precio? El dinero se creó para la comparación de los bienes poseídos no para la especulación de los bienes obtenidos.   No puedo aceptar ni quiero vivir en un mundo con dinero, con religiones hipócritas, falsos credos políticos corruptos, y honrados dicharacheros.   "Cuánto mal hay en el mundo" , dicen Cuánto machismo, envidia, racismo, otros,... Cuánta mierda escond

Un cálido abrazo frío

Veo en la pantalla ahora una gran mancha negra que parece que cubre algo que se mueve. Me levanto y oculto entre mis brazos una cámara que tengo enfrente, que siempre me mira. Y tú, al igual que yo ahora, como siempre, haciendo ruido con tu piel, intentando abrazarme abrazando al ordenador, que nos hace estar más cerca.   Aunque sólo sea un momento. Y eso que a ti nunca te ha gustado abrazarme por aquí. Quizá tengas ahora razones para hacerlo.

(Ausente de Título)

Tengo una amanta aparte de ti: tu ausencia. Ausencia de ti y tu olor. Ausencia de ti en mi habitación y de tu olor en mis sábanas. ¿Sabes por qué amo tanto tu ausencia, al menos tanto como a ti? Por que sé que tu ausencia eres tú cuando no estás junto a mi, y sé que un día, esa ausencia, se cambiará por ti.

Quizá

Quizá no debiese responderte a esa dedicatoria tan bonita. Quizá no quiera, incluso, por miedo a no estar a tu altura. Quizá debiese limitarme a besarte, a recordarte tal y como eres. Quizá con quererte te baste. Quizá mí también.  O quizá no. Quizá cuando estemos juntos en la playa, cuando veamos las estrellas, cuando desayunemos juntos, cuando nos quitemos los oídos para saber lo que la piel tiene que decirnos y los labios tengan que hacernos observar en nuestro interior, nosotros. Quizá en ese momento sepas que eres la persona más importante en mi vida hoy por hoy, por eso quiero compartirla contigo. Quizá en ese momento sepas que me gusta arreglar tu rostro con una sonrisa cuando tu corazón no puede sostenerla. Quizá sepas lo que siento cuando te abrazo. Quizá cuando estemos juntos por fin pueda decirte todas estas cosas con mis labios, pero sin mi aire, que espero guardes a buen recaudo dentro de tu pecho cuando te bese. Quizá allí, contigo, pueda quererte como te quier

Con(s)ciencia

Llegué llorando, como siempre. Sabía que había pasado algo entre los dos. Yo había hecho algo malo. Tú lo sabías, yo también. Llegué diciendo que no era más que un necio y alguien que no cumple sus promesas. Alguien que no es capaz de tener una relación estable. Alguien infiel. Y quizá tenga parte de razón. Quizá yo era el malo por ser tan liberal, no tú por tener un ápice escaso de celos entendibles. Yo venía diciendo que te amaba. Lo hacía, como siempre lo había hecho, hasta el último instante en que pudiese amarte. Ya nos habíamos dicho que queríamos pasar el resto de nuestras vidas juntos. Habíamos hablado del nombre de nuestros futuros hijos, cómo nos queríamos ver en el futuro, cómo y porqué nos queríamos el uno al otro… Todo. Sin embargo, yo dudaba de mí. Temo hacerte daño porque no confío en mí, y no puedo concebir cómo confías tú en mí si ni yo mismo puedo hacerlo. Puedo creer que creas en mí, pero no creer que quizá tengas razón. Pero todo esto da igual, pues tú siem

Reconocer

R econoce R E sto es lo que s É : C ada vez que entro en sho C k, O bedezco a cuanto am O . N o se cuándo mi corazó N   O bnubila y domina lo que he amad O C edo. sí. Mas sólo a su ticta C . E sto es. Sé que lo es. Lo s É . R econozco que amar es reconoce R .

La Generación del 13

¡Buenas a todos! ¡Os traigo hoy una grandísima noticia! No sé si lo sabréis, pero hace poco la ECH (Escuela Contemporánea de Humanidades)  emitió una oferta para hacer un curso en el que había 25 plazas. Con "Programa Jóvenes Maestros" por nombre el curso trata de que jóvenes de entre 16 y 18 años aprendan a escribir de forma literaria. No hace falta que os diga la buena noticia, ¿verdad? ¡He sido seleccionado! Tras responder a una pregunta (la preselección) pasamos todos una entrevista en la que nos entrevistaban tres personas, una detrás de otra, haciéndonos diversas preguntas. ¡Salí desanimadísimo, creyendo que no me iban a coger! ¡Pero aquí me tenéis! Empezamos este pasado sábado y fue impresionante. Las asignaturas son increíbles, los profesores buenísimos y los compañeros, que algunos aún no nos ponemos ni cara, somos todos grandes artistas. No mencionaré a nadie porque sino alguien se me pone celoso seguro, ¡pero sois la hostia! Por todo lo dicho, nos hemos

El Po(Re)e(la)ma(to) Aburrido(Rayado)

Micrófono encendido. Público expectante. Más bien sin mis amigos. Vestido sin vestirme y tú con vestido que es tu piel sin abrigo. Deja que te susurre déjame tu oído: te diré qué me ocurre Me ocurre el ser testigo de algo inaceptable no pudo haber sucedido ¡Vale! Voy a dejar de hacer el poema. ¡De verdad! ¡Cómo se enrolla la gente! ¡Y me incluyo! No me pasa nada, ¿vale? Estad todos tranquilos. Sólo que quiero vivir contigo y me encanta estarlo. Es que mezclo la prosa con la poesía, y ya no sé como llevarlo, para no usar mi arte al decir que... No puedo. No sé cómo expresarlo. Lo he hecho muchas veces, tan solo con intentarlo pero, no quiero innovar, quiero quedarme donde todo sigue y está. ¡Joder! Y llevo todo el rato rimando sin parar. ¡Otra más! ¡Vale! ¡Ya! No quiero ni prosa poética, ni poesía ni tonterías. Pero la verdad es que no quiero dejar mensajes incompletos, tampoco. Vale, iré al grano. Sin rimas, ni poesía ni nada por el estilo, ¿de acuerdo? Si en realid

Elegía para Alguien

Cuatro ruedas son capaces de llevarse por delante dos piernas que soportan cuerpo y alma en sólo un instante que ya no es nada. Una tragedia divide lo vivido. Una vida que ya no se vive puede decirse que se ha vivido pero también se dirá que no volverá a hacerlo jamás. Muerto está quien muerto yace. Mas el verdadero muerto es el mensaje natural que brota de un paisaje en el que ves a una persona que ya no está. Aunque nada fue en valde quien ha ido no volverá, igual que quien queda no se ha nunca de marchar. La muerte es la muerte. Muere quien vive muerto y vive el que muerto vive pero en cualquier caso el que vive, vivo sigue y el que no vive, ya está muerto. Cuando sólo queda el recuerdo todo lo demás se olvida y la mitad de las cosas que había no se van, pero se han perdido pues algo no se anda en el camino y algo en la vida hay que no se ha vivido. Esto puede ser triste, lo admito pero es más que cierto que la verdadera muerte es el olvido y

Lo que eres

Me hace gracia que me preguntes sobre qué voy a escribir cuando siempre que te contesto, te digo lo que te voy a decir. Ahora que preguntas y no te digo: voy a escribir por ti. Nunca me vi diciendo que nadie sería mi amor de la vida con apenas los escasos dieciseis años que estoy viviendo pero la vida me ha ido engañando. A poco. Y subiendo hacia un mundo lleno de gracia y empeño en algo extraño y precioso: a lo que llamo sueños. Y tú, cariño, no eres mi sueño si el sueño del que mejor me acuerdo porque consigue sacarme de pesadillas y recordar solo el sueño al estar despierto. Tú eres Morfeo, eres mi Shathu, eres el futuro que quiero y mucho de lo que añoro pero por encima de todo, eres lo más importante... Eres Tú: la persona a la que amo.

Este título sería demasiado ofensivo

Es difícil entrar en un sitio que no tiene puertas... Mi alma para abrirse se rompe, y suelta de sí partes que le corresponden pero echa a las que ya no sustentan. No es odio. No es realmente enfado. No es intolerancia. No es que esté indignado. Yo odio a algo sin saber odiar Eso que digo, se debería odiar, pero no es odiado. Solamente es que no tolero ciertas cosas: Aquellas cosas por las que mi alma se quiebra. Esas aberraciones que nunca han sido ciertas. Solamente no tolero ciertas cosas y a esas cosas. les suelo llamar injusticias.

Recuérdalo, Mamá.

Ven. Dame la mano. A cada triunfo hay un amparo. Y cada canción que cantamos es nuestra ovación en el escenario en el que quiero que me veas triunfar. Ven. Convídame a un noche en un teatro de la Gran Vía a cualquier hora de cualquier día. Donde podamos empastar la voces, mirarnos en mil expresiones y abrazarnos inmersos en aplausos de cientos de corazones que ocupan un escenario. Aunque no haya público que nos vea porque siempre nos separa una pared: un cuarto muro que impide al actor ver siempre tendremos un salón Entre público y escenario Sólo hay una calle entre los dos no temas nunca, mamá porque aunque no podremos actuar al son entre tu y yo, está nuestro amor. Aunque no actuaemos en el mismo rincón siempre sabré que hay un espectador que me ve como nadie puede hacerlo. Como ninguna agencia y ningún productor.

Un Extraño 10 de Octubre - Solidaridad

Vi a un mendigo de piel negra, con voluminosos labios desgastados que vestía una chaqueta de cuero raída y desgastada. Su cuello vestía una cadena de plata con la cruz de Jesús. Tenía el pelo rizado, casi en rastas. Le faltaban dientes. Muchos. Tenía un ojo azul blanquecino, cuyo tono claro le cubría la pupila. Supuse que era tuerto. Tenía unas botas amarillas mostaza llenas de roña. Una de las botas la llevaba entre las piernas, que se encontraban colgando de la silla de ruedas en la que estaba sentado. Me costaba entenderle, pues no hablaba bien español. Me dijo que necesitaba setenta céntimos para ir a El Retiro. El billete valía euro y medio, pero el mendigo sólo llevaba ochenta céntimos. Le saqué una moneda de dos euros que llevaba en la cartera y le di el cambio. Me decidí a acompañarle. Le monté de espaldas dentro del tren, y cogimos el Ramal de Príncipe Pío-Ópera, para en Ópera coger la línea dos hasta El Retiro.  Por el camino me contó que había tenido un accident

Somos un par de uno(s)

Forjando poco a poco un beso los labios se entrelazan por los dos. Atados por convicción. No quiero irme y no lo haré nunca jamás. No voy a irme. Tenemos que hablar... Cuerpo con cuerpo mi alma se funde en un beso al que le siguen abrazos. Desnudas pieles que hacen lazos. Trazo a trazo dibujo en tí nuevos comienzos mientras la noche nos guía donde no brillan las estrellas; donde nadie podrá vernos. Todo cambió en muy poco tiempo. La música nos guía al calor al tacto y a nuestro sabor. No hay que partirse; podemos juntos volar. En la distancia nos podemos amar. No puedo irme pues quiero yo compartirme contigo y con tus alas. Quiero ayudarte a cómo alzarlas. Quiero vivirte. Vivamos juntos la vida pues yo sin ti no puedo y aunque hartos de "hasta luegos" nos uniremos a fuego. (Inspirado por la música de la canción de Mägo de Oz - Desde mi Cielo).

¿Para qué sirven las palabras?

No sirven para nada pero valen para todo lo demás. Lo demás no es más que aquella nada que la gente tiende pronto a olvidar. Una senda de sentimientos que fluyen por cordilleras de dicha y pesar. Son las luces que brillan en la oscuridad cuando las emociones quieren brotar más allá de reflexiones. O quizá... más allá pensamientos brabucones que sólo quieren despertar. Son con lo que nos comunicamos con lo que vemos, y observamos -pues el alma también sabe mirar-. Son con lo que maduramos y dejamos que toda nuestra esencia viva en cualquier formato que se escriba y, aunque la tinta no se retira hay miles de formas para escribir en un papel que se llama "vida". Son las que llaman y las que retiran. Las que dan sentido al silencio Las bitácoras de cualquer ida, el diario de cualquier momento, o las lágrimas de una despedida guardadas en frascos somnolientos que, si guardados con calma, se vuelven a repetir en sueños. Cosas inútiles, sin sentido, incluso pues ninguna palabra sola

Un Extraño 10 de Octubre - Frustración

Había tenido un día de perros: me habían pegado en mitad de mi clase, me había dolido la cabeza debido a mis nervios, e incluso había soñado con Adb al-Rahman III, del que me había examinado en historia hace un par de días, ¡hasta se me habían rajado los pantalones por la entrepierna, y eran vaqueros! Estaba torpe, incluso esta vez, mi extraña manía de bloquear las puertas del metro para que la gente no pierda el tren, no me había funcionado aquella mañana con un chico. Llevaba nervioso ya dos días, pues me habían llamado para hacer el casting para un largometraje, mostrando bastante interés. Estaba nerviosísimo. Iba a ser mi primer casting. Había preguntado a mi gran amigo cinéfilo y a un actor que conocía consejos sobre el tema. La directora de casting iba a esperarme hasta las cuatro y veinte de la tarde, la hora a la que le salía, en la siguiente dirección que me dictó: Calle Higueras 4, Planta 6ª. El barrio, me había dicho que era Ópera, pero por allí no existía ninguna Ca