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Recuérdalo, Mamá.

Ven. Dame la mano.
A cada triunfo hay un amparo.
Y cada canción que cantamos
es nuestra ovación en el escenario
en el que quiero que me veas triunfar.

Ven. Convídame a un noche
en un teatro de la Gran Vía
a cualquier hora de cualquier día.
Donde podamos empastar la voces,
mirarnos en mil expresiones
y abrazarnos inmersos en aplausos
de cientos de corazones
que ocupan un escenario.

Aunque no haya público que nos vea
porque siempre nos separa una pared:
un cuarto muro que impide al actor ver
siempre tendremos un salón

Entre público y escenario
Sólo hay una calle entre los dos
no temas nunca, mamá
porque aunque no podremos actuar al son
entre tu y yo, está nuestro amor.

Aunque no actuaemos en el mismo rincón
siempre sabré que hay un espectador
que me ve como nadie puede hacerlo.
Como ninguna agencia y ningún productor.

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