Para saborear con detalle el último bocado y tanto o más el primero. Para apreciar cómo bailan mis sentidos; al distinguir las texturas, apreciar los colores, negociar con las temperaturas. Para que esta comida alimente cuerpo y espíritu: que la impulsividad y la ansiedad se bajen del timón; que la mesura disfrutona y el placer consciente los releven; que mi lengua le hable a la comida sobre mis valores. Para que el recuerdo del alimento sea aliño al futuro. Ahora oro para consentirme comer y comer con sentido. Kha feijôl. Foto de Ann Tarazevich en Pexels de ©Shathu Entayla
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.