Ir al contenido principal

Entradas

Ovillejo al amor seguro

El amor, que yo procuro seguro, no duele. Quiero que, libre, libre la paz, sin guerra, del lado amado. Que embalsame al ya curado y que miel dé a la congoja. Que se sienta, quien lo escoja, seguro, libre y amado. Imagen generada con Gemini 2.5 Flash  de ©Shathu Entayla
Entradas recientes

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

El capricho del mundo

¿Y qué hacemos cuando el alma se rompe; cuando entre la canción que nos da orden a la vida y su idea no hay acorde; cuando dicha se asoma y se esconde tan cerca que parece estar adonde está el más alto del más alto monte? Y, si se rompe el alma, ¿quién dispone de reparar, si sólo el alma escoge? ¿Cómo nos batimos cual luchadores del vivir, si alma sueña el porvenir y por venir a él, el tedio se impone y el fiasco reina, y el hastío propone el absurdo como bien y no pone, ni hace, ni crea, ni siembra o recoge? ¿Cómo así se enfrenta uno al sinsentido de estar vivo cuando el propio sentido se proclama antes de que el mundo, nimio,  decida si es propicio para sí mismo? ¿Acaso no es trampa elegir un destino que quizá luego el mundo no te quiso? ¿No da hartazgo decidir lo más preciso y el mundo replique desatinos? ¿Qué hacer cuando el alma se rompe entonces buscando los pedazos del destino que elegiste frente a todos los caminos que fueron ignorados por los orbes? Si alma es materia, áto...

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio que vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Y es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Algún día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Poca cifra hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla

Ojos de marisma

Tus ojos verdes verdes cobijan como las marismas a las garzas. Y es que con su mismo verde brillan como brillaren las verdes ascuas. Como las marismas, que son puente entre el agua dulce y la salada es tu mirada desembocarme donde juegan la vida y la calma. Me miro en tus ojos como un niño. Te veo en tus ojos que me amas. Y el tiempo en mis ojos nos mira vivir tan despacio que no avanza. Como un balancín que nunca cae equilibrado como por magia. Como cuando vives los latidos y que parece que no sonaran. Como los momentos de bailar que son como besos sin palabras. Así miran mis ojos tus ojos como a dos marismas maravilladas. Mis alas se limpian en tus ojos como se limpia el alma en el agua. Mi vida brilla mejor y más fuerte porque lo mejor de ella refractas. Cuando ya se han ido tus marismas no vuelan tan felices mis garzas por eso aprovecho tu salobre: que mis alas queden impregnadas de tí; que mi aleteo se parezca a tu risa libre, de esperanza en el presente; que mi boca hable travies...

El tiempo que no miente

¿Qué se han creído las palabras? ¿Se han creído que pueden  devorar al amor hacerlo suyo cuando el amor es patrimonio del tiempo y de la piel cuando el amor es lo que hay entre los minutos y si hablamos de segundos entre los segundos? ¿Cómo hablan de eso las palabras? No pueden. Quien hable miente. Como yo estoy mintiendo. La palabras mienten  pero al mismo tiempo ¿cómo se puede no mentir cuando los segundos dejan de caber en el tiempo, cuando el cuerpo coloniza el gran misterio  y de pronto todo es cierto y de pronto ya no hay dudas y de pronto es tarde y ya no hay tiempo porque el tiempo que existía, se esfuma? Debería de estar  prohibido volver  al conteo ya discreto  y no continuo de la vida. Debería. Qué bien se está  en la verdad que está entre los segundos. Qué mal vuelve uno a la mentira. ¿Qué se han creído las palabras con tanta malicia? El tiempo que se dice ya no vive. Qué paradoja es decirlo para que viva. El único tiempo que se vive es el ...

Días

Hay días  en los que uno se quedaría  a vivir como en las horas los instantes como en las olas la luna como en el verbo el gesto. Hay días en los uno se quedaría a vivir porque la vida entera vive en ellos. Imagen creada con ChatGPT, Leonardo AI y Photoshop  de ©Shathu Entayla