Tengo frío en esta noche. Tengo frío de fracaso y me duele la cabeza y me siento maniatado. El mundo mira mi esfuerzo como pisar el asfalto: inútil sin ser un coche y también innecesario. (Vaya mierda de metáfora ahora que estoy pensando) Y da igual, porque pisar jamás es haber llegado y el camino nunca importa. Pues no alimenta el arado sino el trigo que colectas. No alimenta el cosechado que depende más del suelo, del abono que has echado, que de todas esas horas que te has pasado sudando. Porque no gana quien suda. Porque no ganan las manos si no recogen el trigo. Dadme semillas, ¡Vamos! Que sean buenas. Que crezcan. No me des un suelo malo ni unas malas herramientas; ni me separes del campo, que en el centro no es lo mismo que vivir de todo aislado. Y mi caso es casi bueno pero en mi casa, encerrado sin hoz, abono y semillas si saco trigo es milagro. Todas las hoces, gastadas. Cada semilla, brotando. pero nunca dando frutos Y me estoy desesperando. Y huele a pastel de frutas en cad
Tu piel es como vestir una hebra de hierba Y, acariciarla, como tocar la piel del agua y que fuera caliente y que no se rompiera. Tus ojos guardan la abundancia del mundo, lo liviano del tiempo, y de la paz, lo secreto. Me abraza pensar en tus ojos. Dentro. Tu cuerpo me es inevitable como tu amor por la vida y el titilar de tu risa brisácea; como tus muecas salvajes y el vibrante candor de tus gestos. Tu cuerpo me es inevitable como el deseo y la paz; como el amor y el tiempo. Tu cuerpo es inevitable como tu arrojo. Como el viento. Has revivido en mí la valentía hacia el misterio. La simpleza del enigma. La frescura y la osadía. La ceguera ante el peligro. Has revivido en mí una esperanza que creía muerta La que me hace apreciar la belleza. La de lágrima fácil. Y ahora veo belleza por todas partes. Enamorarme de ti me hace inmortal. Y por eso todo es bello. Todo es blanco, y ya no hay grises. Todo es bueno y ya no hay guerr