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Mostrando entradas de junio, 2014

El Limbo

El tiempo es espacio. En él nos movemos. Vivimos. Follamos. Besamos. Nos ponemos tristes. Amamos. Odiamos. Y morimos. Hace tiempo que me sumergí ese espacio, por obligación. Pero hoy voy a despertar. (Entonces se oye un estruendo en un mar de tiempo. Es una cabeza que se levanta de él) ¿Ves? Ya está. Ahora me estoy quitando las gotas de tiempo mientras hablo. ¡Me estoy haciendo eterno! Ya no estoy en el tiempo. Ahora me levanto del todo y miro el líquido donde estaba sumergido. A pesar de que estoy totalmente fuera de ella, se sigue moviendo. Mirando en perspectiva veo que estoy en una especie de campo de celdas rectangulares. Todas las celdas son contenedores de tiempo. La extensión del campo es infinita. Al parecer soy el único que no está en el tiempo. (Entonces Alguien se agarra de la cabeza, se arranca la mente y la tira al aire, donde se evapora) Bien. Ya no tendré a Nadie que me atormente con sus caos absurdos. (Entonces el campo de celdas des

Carlos

Me desperté, lo justo para levantarme de la cama. Desayuné, y tal. Me vi en el espejo, pero sin mirarme. Quizá si me hubiese fijado me hubiese espantado. No suelo mirarme mucho en el espejo. Me da igual cómo me vea. Como todos los días, fui a coger mi móvil pero, como todos los días, no lo encontraba y, también como todos los días, estaba   en silencio, así que el truco de llamar para que sonase y cogerlo, no funcionaría. Aun así, lo hice. Cogí el fijo de mi casa, marqué mi número tras varios intentos de sacar los números correctos de mi cabeza. Me debatí entre poner o no el “+34”, pero como en ese momento no me acordaba, no lo puse. Al principio puse otra cosa y me cogió el móvil un noruego con mala leche. Espero que luego que no me cobrasen mucho. Y al fin me llamé. –         ¿Dígame? –         ¿Disculpe? –         ¿Qué pasa? –         ¿Qué hace usted con ese móvil? –         Soy el propietario. –         Imposible, si es mi móvil. –         Oiga, para gast