Ir al contenido principal

El Limbo


El tiempo es espacio. En él nos movemos. Vivimos. Follamos. Besamos. Nos ponemos tristes. Amamos. Odiamos. Y morimos.
Hace tiempo que me sumergí ese espacio, por obligación.
Pero hoy voy a despertar.

(Entonces se oye un estruendo en un mar de tiempo. Es una cabeza que se levanta de él)

¿Ves? Ya está. Ahora me estoy quitando las gotas de tiempo mientras hablo. ¡Me estoy haciendo eterno!
Ya no estoy en el tiempo.
Ahora me levanto del todo y miro el líquido donde estaba sumergido. A pesar de que estoy totalmente fuera de ella, se sigue moviendo.
Mirando en perspectiva veo que estoy en una especie de campo de celdas rectangulares. Todas las celdas son contenedores de tiempo. La extensión del campo es infinita.
Al parecer soy el único que no está en el tiempo.

(Entonces Alguien se agarra de la cabeza, se arranca la mente y la tira al aire, donde se evapora)

Bien. Ya no tendré a Nadie que me atormente con sus caos absurdos.

(Entonces el campo de celdas desaparece. Sin más)

Oye, ¿qué coño pasa? ¡Eh, tú! ¡El que me está oyendo! ¡Sí, tú! ¿Por qué no veo nada? No hay nada.

(Vacío. Vacío. Vacío)
(Alguien muere)

(Entonces se oye un estruendo en un mar de tiempo. Es una cabeza que se levanta de él)

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot