Cuando la noche se asienta,
cuando el día se termina,
cercan los horizontes de mis ojos
los recuerdos.
Esos que veo
junto a la estela de mis pasos.
Cuando la noche se asienta
y su silencio se posa
afloran pensamientos en mi mente:
los recuerdos
a los que temo.
Junto a la estela de mis pasos.
Porque mis recuerdos
se me aferran
como a la piel, cicatrices,
como a la retina, luz
como al esperar, el tiempo.
Puede ser que sean bellos
esos recuerdos.
Aún me inquietan.
Hay carcasas bellas con adentros feos.
Porque mis recuerdos
se me aferran
como la corriente al nervio,
como la mano al puñal,
como el párpado a lo visto.
Y sé bien perderme en ellos
—en los recuerdos
que son veneno—
incluso más que en todos mis pasos mismos.
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Imagen hecha con Leonardo AI |
Cuando el contenido y la forma son igual de preciosos...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario ^^
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