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Mostrando entradas de febrero, 2022

Pantano

Has cambiado. Como el pantano de San Juan Pero tú lo conoces más que yo y tú te conoces más. Yo sé por rumores que el pantano ya no es lo que era al igual que sé por tus gestos que tú no eres lo que eras. Eras impenetrable. Pero hay algo en estas paredes… en que estudiaste redes… en que vengan vecinos a casa… en que ahora pongas alarmas… hay algo en eso que te ha hecho más propenso  a sonreír a gritar menos. Sigues siendo servicial en demasía –pero eso forma parte de tu bondad– y con los años has encontrado –o quizá la tenías ya, insisto, no te he conocido tanto– una ternura que te da a veces brazos de madre y ojos de niño. Abrazarte es sentirse escudado. Darte una estufa en verano es a partes iguales reírme de tu desgracia –soy sincero– y acurrucarme en ese escudo. Han pasado muchas cosas y casas. Muchas casas y quesos. Muchas botellas de agua y también ordenadores muertos. Y más cosas que ni vi ni veré en los cuarenta años de experiencia que nos separan. Pero el hombre que veo y cuya

Singularidad

Creo que pocas cosas hay tan bellas como un refugio. En los refugios se está bien y el tiempo pasa rápido y pasa poco. Hay espacios que se habitan pero en el refugio uno es. Pero tú eres una clase especial de refugio un refugio que te responde cuando lo abrazas –sabes que con otros refugios al abrazarlos no he tenido tanta suerte–; un refugio caliente, pero sobretodo eres un refugio que se refugia. Y al refugiarme en ti que te refugias en mi que me refugio en ti y así sucesivamente en el bucle, al final, hay una singularidad que descubrimos que tiene nombre: amor. Por eso eres un refugio tan especial: literalmente, contigo, somos una singularidad. Imagen de ArtTower  en Pixabay NOTA CONTEXUAL: escrito como arranque, el mismo día que Variable, para una persona con unos ojos que ven detalles por todas partes.  de ©Shathu Entayla

Variable

Estás conmigo no desde hace mucho pero ya tienes en tu haber el privilegio de ocupar parte de mi pensamiento. Pero no lo ocupas en sí, no. No lo ocupas como alguien ocupa un espacio. Lo ocupas como la Relatividad que dice a ese espacio cómo moverse. Eres una variable, eso, una variable en mi pensamiento, algo que, aunque no piense, está ahí. Algo que si extirparan –del mismo modo que extirpando el corazón no encuentras la razón de los latidos– nadie encontraría. Estás conmigo tanto que estás en mí. Cada siete años se cambia cada átomo de mi cuerpo y yo no puedo afirmar  por tanto –como Teseo no podía hacerlo con su barco– que el que escribe el poema en siete años será el mismo  que está escribiendo; pero hay cosas que sé que no mutan, que devienen pero no mutan, y aunque no siguieras conmigo sé que seguirás en mí, pase lo que pase, cuando la mole de átomos que ahora escriben desaparezcan. Porque eres parte de lo que hace  a estos átomos devenir. Imagen de Mylene2401  en Pixabay NOTA CO

Poseidón

Me encanta que el mar,  inmenso hasta la astrofobia,  me aceche sutilmente,  tocando casi con vergüenza mis pies  con el borde de sus reinos.  Si creyese en un dios sería en el mar.  Solo algo así puede ser mi dios;  pura Potencia y pura Ternura.  Inmensas. Pero afortunadamente, no es Dios,  porque de serlo sería infinito,  y solo siendo finito podemos  tocarnos mutuamente nuestros bordes. NOTA CONTEXTUAL: escrito durante mi primera vez en Málaga, durante mi primer bolo de gira en teatro, en agosto de 2018.  de ©Shathu Entayla

Málaga

Málaga, que huele a espetos y arena,  que sabe a pan.  Blanco, en sus días de verano.  Tostado, en tristezas y calor.  Rayado, en las costumbres del día. Sus baldosines son de migas de sal,  sus palmeras, graciosos obeliscos  y entre la inmensidad de mar y laberintos,  de alcazabas, teatros, Gibralfaros... ese aire de manos de madre te abraza,  y con su alto vestido gris de plata, te tapa.  Para que brilles si disfrutas.  Para que lluevas si te amargas. NOTA CONTEXTUAL: de mi primera vez en Málaga, durante mi primer bolo de gira, en agosto de 2018.  de ©Shathu Entayla

Por una decisión acertada

Vivimos todas las tormentas. Todos los abismos oscuros. Todas las batallas. Vivimos mucho (Este tiempo verbal ambiguo me confunde.) Dejamos el hilo que enlazaba nuestra experiencia, nuestras vidas, para que volaran. Pero era solo una opción. “Volar juntos”. “Volar solos”. igual de válidas ambas con final feliz. Decidimos volar porque nos faltaba. Y entre las nubes creímos poder encontrar. Dije que cambiaríamos y estaríamos bien juntos. Dije que cambiaríamos  y estaríamos bien solos. Pero eran solo opciones ambas con final feliz. Ahora que veo vi que no faltaba volar sino los pájaros. Eras tú y era yo quienes faltábamos. Ahora que te vi volar y a mí solos porque eso decidimos. Ahora que hemos escogido la soledad y ahora que eres pájaro vi presente lo que pudimos ser. Somos el cambio que necesitamos para volar juntos pero ya volamos solos  (Este tiempo verbal ambiguo me confunde.) Ahora vi lo que pudimos ser y no seremos jamás por una decisión acertada. Qué parecidas eran las opciones. H

Mi ternura

Mi ternura es mi piel mi acceso al mundo (a veces, el mundo mismo). Mi ternura es mi grito visceral contra la muerte, mi celebración irredenta, irredimible e irrebatible hacia la vida. Mi ternura es mi agua, es mi paz, es mi certeza, es mi esperanza, en la guerra. Es como una metáfora: es antes algo nuevo que la expresión de lo inefable. Sin ternura  no tengo claro que exista pero, desde luego, no soy. Mi ternura  es más Jesús que Dios: es mortal y es rompible; y, como piel, puede desangrarse, y llenarse de infinita muerte: llenarse de muerte que crea muerte dentro de sí misma; como las paredes de un abismo que, al fracturarse, crea  abismos dentro de sí mismo fractalmente, fruto de la contradicción, eternamente. De vacío infinito se llena la ternura al romperse. De ese vacío emerge  el desamor y la violencia, el hartazgo y la apatía la culpa y el miedo, todos conviviendo contradictoriamente, armónicamente, destructivamente. Del vacío emerge  el abismo. Pero uno que no es la muerte (au