Ir al contenido principal

Variable

Estás conmigo
no desde hace mucho
pero ya tienes en tu haber el privilegio
de ocupar parte de mi pensamiento.

Pero no lo ocupas en sí, no.
No lo ocupas como alguien ocupa un espacio.
Lo ocupas como la Relatividad
que dice a ese espacio cómo moverse.
Eres una variable,
eso,
una variable en mi pensamiento,
algo que, aunque no piense,
está ahí.
Algo que si extirparan
–del mismo modo que extirpando
el corazón
no encuentras la razón de los latidos–
nadie encontraría.

Estás conmigo
tanto
que estás en mí.
Cada siete años se cambia cada átomo
de mi cuerpo
y yo no puedo afirmar 
por tanto
–como Teseo no podía hacerlo
con su barco–
que el que escribe el poema
en siete años
será el mismo 
que está escribiendo;
pero hay cosas que sé que no mutan,
que devienen pero no mutan,
y aunque no siguieras conmigo
sé que seguirás en mí,
pase lo que pase,
cuando la mole de átomos
que ahora escriben
desaparezcan.

Porque eres parte de lo que hace 
a estos átomos
devenir.

Imagen de Mylene2401 en Pixabay

NOTA CONTEXTUAL: escrito en enero de 2021 para una amiga a quien me unen unos cuerdas suaves, pero muy duras.

 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla