Me encanta que el mar,
inmenso hasta la astrofobia,
me aceche sutilmente,
tocando casi con vergüenza mis pies
con el borde de sus reinos.
Si creyese en un dios sería en el mar.
Solo algo así puede ser mi dios;
pura Potencia y pura Ternura.
Inmensas.
Pero afortunadamente, no es Dios,
porque de serlo sería infinito,
y solo siendo finito podemos
tocarnos mutuamente nuestros bordes.
NOTA CONTEXTUAL: escrito durante mi primera vez en Málaga, durante mi primer bolo de gira en teatro, en agosto de 2018.
de ©Shathu Entayla
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