Cuando en ti pienso -¡oh, ojos míos! ¡Verdes ojos!- hastío y dicha se mezclan y vagan entre mis dedos a su antojo cuando mi piel con tu piel se mezcla. Ganas tengo de sentirte nueva, virgen de alma, risueña. Atarme con fuerza a tus caderas que me obliguen a tenerlas. Asirte por el alma al besar tu espalda blanca. Como los juegos infantiles que con la vida se mezclan. Como piel con piel entre sombras: que no se diferencian. ¡Oh, qué beso te daría si me prometieses tu cadera, tu risa, tus ojos verdes, tu eléctrica espalda eterna! En base a una imagen de Nikasucha en Pixabay
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.