Cuando en ti pienso
-¡oh, ojos míos! ¡Verdes ojos!-
hastío y dicha se mezclan
y vagan entre mis dedos a su antojo
cuando mi piel con tu piel se mezcla.
Ganas tengo de sentirte nueva,
virgen de alma, risueña.
Atarme con fuerza a tus caderas
que me obliguen a tenerlas.
Asirte por el alma
al besar tu espalda blanca.
Como los juegos infantiles
que con la vida se mezclan.
Como piel con piel entre sombras:
que no se diferencian.
¡Oh, qué beso te daría
si me prometieses tu cadera,
tu risa, tus ojos verdes,
tu eléctrica espalda eterna!
-¡oh, ojos míos! ¡Verdes ojos!-
hastío y dicha se mezclan
y vagan entre mis dedos a su antojo
cuando mi piel con tu piel se mezcla.
Ganas tengo de sentirte nueva,
virgen de alma, risueña.
Atarme con fuerza a tus caderas
que me obliguen a tenerlas.
Asirte por el alma
al besar tu espalda blanca.
Como los juegos infantiles
que con la vida se mezclan.
Como piel con piel entre sombras:
que no se diferencian.
¡Oh, qué beso te daría
si me prometieses tu cadera,
tu risa, tus ojos verdes,
tu eléctrica espalda eterna!
En base a una imagen de Nikasucha en Pixabay |
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