Ir al contenido principal

Quienquiera que seas

Nietzsche.
No sé quién era
pero tenía razón:
el retorno es cierto.

Un día ando por el parque
y soy más viejo
que el último día que anduve.
Pero es el mismo parque
y los pasos, idénticos.

Atesoro esa vez que te conocí
(quienquiera que seas)
y el momento de mi vida era importante
pero tú no me importabas,
y, a fuego lento,
acabó siendo al revés:
se acabó haciendo trivial el momento 
y te empecé a querer.

Y no es 
la primera vez
que vivo esto.
Yo ya te he visto
(quienquiera que seas)
entrando y saliendo
de mis adentros.

A tu lado ya meé
fui contigo al teatro
te conté quién era
nos reímos juntos
nos enfadamos 
nos besamos
nos follamos
dejamos de follar
nos abrazamos
nos lloramos
nos vimos todos los días
estuvimos sin vernos años
bailamos, cantamos
jugamos
te presenté a mis padres
te presenté mi vida
de hoy, de mañana y antes
fuimos amigos
fuimos amantes
sólo una de las dos
o las dos cosas
vivimos cosas random 
quisimos querernos
y recordar recuerdos
que no recordamos.

Hay momentos
importantes
que nos perdemos.
O mejor aún
que nos hacen perdernos.

Siempre eres a quien quiero,
(quienquiera que seas)
de formas diferentes
en distintos momentos.
Pero lo importante acaba siendo
que, quienquiera que fueras,
seas quien al final acabaste siendo.

Quienquiera que seas: te quiero
porque eres quien quiero que seas.
Por ser quien eres en cada momento
aunque estés en mi vida
acabes de llegar
o ya te estés yendo

Quien sea que eres, fuiste o serás,
escucha esto:
contra el miedo de tenerte o perderte;
contra el olvido, contra el conflicto;
contra no llegar nunca a conocerte;
contra la vida lineal y el suplicio;
contra los finales y los principios;
contra el orden establecido al corazón
y la normatividad de los instintos;
contra la monomorfia pública del amor
cuando siempre el amor es distinto;
contra el manual de los afectos vivos
y el manual de los que son extintos;
contra el conjuro o la privación
que ha de hacerse al deseo;
contra jamás protegerse ni romperse;
contra todo esto, 
yo te digo:

no sé si tiene sentido
no sé si es casualidad o destino
no sé si Nietzsche tenía razón
en que el tiempo y el amor
se viven rodando sobre sí mismos
pero algo para mí es cristalino:
si te tengo o te he tenido
gracias por quedarte
porque mi tiempo y tú forjasteis
los claros de mis caminos;
que si te quiero o si te querré
es porque, en otro tiempo y piel,
también ya te he querido.


A Cris y a Isma, porque inspiran la creación de este poema. Pero en realidad, este poema es para, literalmente, quienquiera que seas.

 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...