Ir al contenido principal

El Narrador - Parte 1: Creando una Historia

   - ¡Vamos, Gulme! ¡Puedes pasar! -gritaba el Kohn desde el limbo-.
   - No puedo... El único omnisciente aquí eres tú.
   - Ya has llegado al limbo. Sólo estás a un paso de ser libre, Gulme. ¡Hazlo!
   - Pero, ¿qué me pasará si lo hago? En este mundo sólo existe el vacío. ¿Qué me pasará si existo?
   - ¿Confías en mi?
   - Claro.
   - Mira, Gulme, soy tu narrador. Ya te estoy escribiendo, y ya estás empezando a existir, sólo te falta saltar a la historia. ¡Vamos! ¡Tú puedes! Después de buscarte en la nada, ¿me vas a hacer esto?
   - ¿Seguirás conmigo cuando pase?
   - No lo creo... Cuando pases tendrás vida propia. No sé en qué te convertirás... Pero, merece la pena ser algo, ¿no? ¡Vamos!
   - Está bien... ¡Allá voy!

¡Bien! Me ha hecho caso. Obviamente le he mentido un poco; sé en qué se va a convertir, y voy a estar con él. Al fin y al cabo, soy quien le da existencia, pero, como siempre, se me acabará escapando de las manos. No puedo hablar contigo, Shathu, pero tú crees que si pudiese, ¿me podrías dar existencia como he hecho yo con Gulme?

En fin, ¡qué tontería! Si ya me has dado existencia. Mira, y tengo conciencia propia, estoy empezando a pensar sin que me controles. Divagar no es propio de una escritura medida, y sin libertad, así que, gracias por hacerme libre un poco. Bueno, toma mis riendas otra vez, que todavía hay cosas que contar.

Gulme, al cual yo mismo le puse nombre, se convirtió en la luz del foco de una habitación. Gulme, al igual que antes, no tenía más conciencia que la que yo le daba. Ahora he decidido que no va a tener ninguna. Bueno, ¿esto lo he decidido yo o Shathu? ¡Bah! Es igual...

El fotón, Gulme, salió hacia las hojas de una estudiante, reflejándose en su blanca superficie y llegando a su retina albina. Kohn, es decir yo, decidí reflejarle hacia el aire atravesando la ventana que había enfrente del escritorio de la estudiante, llamada Clara. Este egoísmo, me ha salido por culpa de Shathu, que es un egoísta al hacerme egoísta para mencionarse a sí mismo. 

No me gusta. Ahora que lo pienso, que Gulme sea un fotón le da poco juego. La verdad... Voy a hacer que sea una sombra.

Y sin saberlo, Gulme no se dio cuenta de que tenía compañía.



Comentarios

Popular Posts

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El resquebrajo

Y de pronto el resquebrajo que ya sentía sólo sirve para acabar de romperme, y los pedazos de mí se clavan en mi capacidad de dormir, de sonreír y de querer la vida. Yo, que siempre fui la Antígona que va a morir por lo que le importa pero que se desnuda para sentir el aire frío y sentir que está viva. Yo, la Antígona, que muere cuando su hermano muere por segunda vez, está vez en el destierro de su cadáver. Yo, como ella, muero. La vitalidad de Antígona se va en su muerte. Su muerte es su muerte. Pero mi muerte es la vida.  El resquebrajo es como un desprendimiento: había indicios, pequeñas señales que el monte iba a caerse, pero de repente se cae, y parece que nunca hubo aviso. O que daba igual que lo fuera, porque era inevitable. Parece un capricho de Dios. Parece que no había nubes de tormenta. Pero, de repente, todo es barro, todo es polvo. Todo es hiel. El resquebrajo ya no es tal. Ya estoy roto. Como están rotas las conchas de mar llevadas por el agua. Como el mimbre cuando ...

Tener libido es de aliens

Leo una novela erótica. Me enternece la complicidad. Se ponen a follar. Me pongo nervioso. No cachondo, no. Nervioso como el gerbo que huye. Leo el polvo como leo un epitafio y me fuerzo a acabar el capítulo. (Aunque los nervios no querían). Una, tiene un orgasmo: vital y místico. Otro, no se corre pero: vital y místico. Se despiden. Se besan . Me enternece la complicidad. Acaba el capítulo. Cierro el libro. ... Me entran ganas de llorar. Acabo de leer sobre aliens. Los aliens no son de mi especie. Funcionan distinto. ... Me entran ganas de llorar. porque yo antes era un alien. Siento que nunca he follado. La parte de mi que folla se ha roto. Siento que nunca he querido hacerlo cuando siempre tuve luciérnagas en los ojos con los que miro todo. Algo de mi alma se ha roto. Y estaba en mi cuerpo. Y, dentro de mi cuerpo, en mis ojos. Algo de mi alma se ha roto. Algo vital y místico, como en ese polvo, que ahora es polvo de mis ojos. de ©Shathu Entayla