Hablando de gobierno en general, creo que necesitamos un
cambio adaptativo en la constitución Española, y salir del sistema económico y
político de hace cincuenta años al que absurdamente el PP está intentando
volver con sus reformas. El progreso se hace hacia delante, ir atrás es retrasar.
Necesitamos una revolución social con urgencia para salir de esto.
Nuestra política actual es insostenible en todos los
sentidos: es injusta y se beneficia de los que menos tienen, y eso lo permite
la constitución española; no debería ser así. El muestreo estadístico, la
elección de candidatos representantes estudiados a conciencia para la
adecuación a los intereses populares, me parece lo más acertado si se quiere hacer
esto justa e eficientemente. Antes no conocía este método.
Añado que tampoco estaría mal ajustar los acuerdos con la
UE, pues ella tampoco nos da muchas opciones, necesitamos más independencia y
acuerdos internacionales.
Había cosas que cambiar antes de esto, y a parte de empeorar
la anterior situación, esto sólo pone piedras en el futuro acercándonos al
egoísmo, al consumismo y a la frustración económica: a la insalubridad
política.
Yo creo que la anarquía que, si la entendemos y separamos
por funciones en vez de por cargos jerárquicos, es el sistema más justo. Fomentaría
la cooperación dado lo fácil que sería afiliarse y la competitividad, porque
sería un sistema abierto.
La idea sería que nadie fuese mejor que nadie, pero sin
descontrol, y eso es posible con educación y seguridad policial. Mantendría
algunas instituciones públicas establecidas por consenso ciudadano, pero sin
gobierno central, para no perder el ideal de igualdad, refiriéndome a igualdad tanto
como grupo como individuos: una anarquía humanista y democrática.
Es un modelo idealista cuanto menos, pero no imposible, y sería
totalmente viable con la participación social. Obviamente para estos tiempos
aún no lo es, por desgracia, al menos en España.
Hablando de legislación, yo no elegiría representantes, sino
portavoces, para que expusiesen las ideas llevadas a consenso por los
cuidadanos, y no para que le elijan en nuestro nombre.
Es absurda una legislación provincial y un despilfarro
económico, en el que los votos hacen de teléfono escacharrado, debido a las
elecciones representadas, las ideas iniciales no se mantienen. Para mí sería
mejor que el pueblo votase directamente.
Sobre la validez de votos, no diferiría entre rural y
urbano, sino en capacidad de criterio propio. Para ello, me parece bien la idea
de hacer un examen junto con el voto, que serviría como criterio para calcular el valor
del voto de un ciudadano. Se haría cada vez que se fuese a votar: la gente
madura, obviamente y el valor del voto es aumentable. En ningún caso un voto podría no valer nada, y sería un criterio meramente orientativo.
Por otro lado, modificaría el reparto de escaños
sobreponderando a los que menos votos tuviesen para elevar la competitividad y
para que el poder fuese más compartido entre partidos, dándose así acuerdos más
justos para todos y eliminando de raíz el bipartidismo. Por supuesto, proporcional, sin posibilidad de mayoría absoluta.
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