Necesito
desesperadamente
construir
un poema
libre.
Un poema
sobre mí, de
mí.
Es decir,
un poema de
vida.
Un poema. Un
poema.
Otro más
que añadir a
los ojos
y quitar de
la boca del estómago.
(Pausa intensa. Ingreso en Oniria.)
Yo, viajante:
Telegrama:
“¡mamamama!”.
Mágicamente
telúricas,
astilladas,
asqueadas,
hastiadas
pisadas.
Hasta aquí
Quizá pueda
Dar pasos
Hostias por
camino
Inocuo.
¡Cuore!
¡Oremos
oscuros
salmos
mostros de
alma
manchada y
sagrada!
Dádivas
Bastaron.
Honores.
Es esperpento
todo eco.
(Eco, eco,
eco,…)
Comiendo
rimas
Masticadas
asticadas,
asticadas.
Asiendo el
tiempo
poderoso
sobre la
libertad,
admitidamente
en tenida
atada.
(Pausa. Pensamiento volando.)
¿Libertad tenida
atada,
comiendo
rimas masticadas?
(Pausa. Pensamiento decidiendo.)
No puedo
rimar.
Quiero un
poema libre
Y rimar no
es libre, ni justo.
Rimar es
perfecto, cierto.
Pero no
quiero. Quiero
hacer eco
hueco
De mis
angustias. Mustia
poesía viva
y diva
de pasarela.
Lela
que se caiga
y caiga
cada vez que
pisa. Misa
de
perdición. Dicción
sagrada que
pierde el cura. Usura
a un
usurero. Espero
diva, cura,
eco. Fleco
de usura
para un alma malva
que se
desahoga. ¡Para!
(Pausa.)
¡Para!
¡Para! ¡Eco! ¡Eco!
Que
reverberas, ciegas
Mi cerebro
ebrio.
(Pausa.)
¡Para he
dicho! ¡Nicho
De ecos
malos, caros
Para el alma
calma!
¡Para!
¡Para! ¡Eco! ¡Eco!
No más. No
sigas. Migas
haces de mi
alma. ¡Para!
Que mi alma
muere. Quiere
Vivir
calmada. Atada
la tienes,
eco hueco,
en tu vacío.
Abrigo
quitas con
tu sonido. Ido
estoy en tu laberinto.
Extinto.
Mi juicio,
perdido. Nimio.
¡Para!
¡Para, eco hueco!
Deja que
escriba un poema
Libre.
Libre. Libre.
¡Libre!
(Pausa.)
Sin ruidos
de eco.
Para, eco.
No rimes
intraverso
Que me
confundes
Que no te
entiendo
y no me
entiendes.
Pues yo soy
lo que dices
eco. Eco.
¡Eco!
¡Para! ¡¿Me
oyes?!
(Pausa intensa y conclusiva.)
Quizá
prefiera rimar. Rimar.
Rimar sin
eco. Rimar sin eco.
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