Frenesíes de carne y hueso
cadenas invisibles de dolor ajeno.
Tumbas con almizcle, hedor sereno
Grava mortal de cuerpo espeso.
Freno el tumulto de humo negro
Siento el derecho de vivir muerto
con el abdomen y pecho abiertos
por dagas sangranes y escudos férreos.
Tengo conciencia y hablo a los míos.
Hablo de comer, de matar, de todo.
Hablo del buen vivir en el frío.
Como cabezas. ¡Gran canivalada!
Aún queda un niño vivo en el lodo,
que de zombies es comida preciada.
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