Ir al contenido principal

La paradoja de Madrid

Madrid
tienes tú la culpa
de que me atrape el móvil,
el metro,
la procrastinación,
el hastío,
el hambre de emociones
brillantes
y hambre de lo espontáneo.

Madrid
entre tus calles,
esas de asfalto e historia,
se esconde la magia
de una gran cárcel
Una cárcel que no parece tal
por grande
y que encierra.
Pero no por tus barrotes
ni por tu M-30
40, 45, peajes, montañas
no
encierras porque eres grande
y succionas como un beso
hacia tus abismos grises.

Pero, Madrid,
no todo es malo, entiéndeme.
Es cierto que
los marzos mayean
los mayos marcean
y los demás meses
demasmesean.
Pero no importa
porque acoges aunque encierras
y la gente que te habita
es abierta como la tierra
y, como la tierra, se sacuden
cuando otro los abraza o los besa.

Tu paradoja, Madrid,
son los colores
mezclados con el gris de tus nubes
y el negro de tus ansiedades.

Madrid es
vestido y mortaja
hogar y sepulcro
madre y verdugo
refugio de trampas
manta de invierno
calor que amodorra
estrés que amodorra
pereza que duerme.
Evitador de calmas
y trampolín de empeños.
Quitasueños insalubre
que, sin saber cómo lo ha hecho
con lo malo y con lo bueno
mantiene sanos los sueños.


 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla