Ir al contenido principal

Hebrón (de Palestina)

Entre tus coágulos inesperados,
Entre tus alambradas que, sin avisar,
reptan por tus paredes y tus calles
emanando un hedor a claustrofobia inevitable;
hedor catalizado por aguas fecales
vertidas por prometidos a una tierra
sobre la paz de tus zocos,

ahí,
el azul y el blanco
se mezclan con verde, rojo y negro
y todos ellos buscan su supremacía
colapsando esa fluidez plástica
que debería caracterizar a los colores
y a las fronteras.

Pero entre tus calles hay sonrisas árabes
astucia comercial que intimida
que admira,
calurosa generosidad y bienvenida.
Vida que se quiere normal.

Una atmósfera de música y gritos apelativos
frente al silencio de tu lado fantasma
en el que solo recuerdos palestinos descansan;
una atmósfera viva
con fronteras que cortan,
o peor, que habitan
las calles;
una atmósfera de paz
que convive e ignora conveniente y humanamente
la guerra que le acecha
como una serpiente azul
reptando sobre aguas blancas
-aunque nunca transparentes-
bajo una noche clara
y una estrella
que ilumina a esa sibilina ignorancia.

نت جميلة جدا يا خليل...

أنت جميلة جدا يا فلسطين...

Un muro dividiendo una calle en Hebrón. Separando Palestina de la Serpiente.
 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Compañero de Cama

No estoy seguro de quién me mira. No estoy seguro de quién me cura. Miro al aire y nadie mira. Miro al cielo y no me ayuda. El cielo es mi espanto en la penumbra pero mi salvador cuando es de día aunque es vano el sol que me deslumbra. Cuando cae la noche y el miedo alumbra me hago una pregunta que nunca diría: Si estoy tan solo y mi miedo me oculta, ¿Quién cuida y duerme con la luna? A lo mejor ella también se lo pregunta...