Ir al contenido principal

Lidio

No siento nada de cuanto ha pasado
y permanezco solo, aquí sentado
sólo a un metro de un vacío empedrado
junto a más de mil sueños derramados.

El sol quema mis ojos y han anhelado
no ver a cuantos cuerpos han matado
deseando que salga la luna en vano
y morir con quien la haya sacado.

Desde mi techo todo ha terminado.
Y están mis pies que nunca han caminado
y creen creer que siempre han soñado
cuando jamás una huella han plantado.

Sólo me queda dar un sólo paso
que es seguir a quien la luna ha sacado:
morir esperando que me usen de arado
y al menos mis huellas haber dejado

Aquí estoy, en este techo empedrado
y este techo sobre el suelo asfaltado.
Sólo queda yerma que ha dominado
en odio que no fue remediado.

Caeré sobre los cuerpos incendiados.
Yaceré con mi familia y hermanos.
Mi nicho serán mis sueños en vano.
Que engendrarán hierba en un nuevo prado.

Cuando no exista más suelo asfaltado
Cuando no haya más cuerpos enterrados
Acabará esta lucha entre soldados
que jamás tuvo que haber empezado.

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla