«¡Señoras y señores! Por un lado tenemos a un loco en el tablero "Mundo" y a un adolescente en el tablero "Cosas que le Importan".
Recordemos que ganará el que consiga destruir antes todo su tablero. Para ello, el loco, utilizará bombas, y el adolescente, hormonas.
¡Que empiece el juego!
El loco empieza bien, pero lento. Está descargando cordura y metiendo locura en su cerebro. Es un proceso delicado que para que sea efectivo necesita no perder la inteligencia, que debe reservar para su jugada.
Por otro lado, el adolescente está concentrando sus impulsos sexuales y está pasando el calendario lo antes posible para que sea mediados de primavera
Ambos concursantes están muy igualados.
¡Atención! ¡El adolescente ha conseguido crear hormonas! Va a empezar a lanzarlas en breves instantes. Parece ser que su primer y único objetivo son las personas que quiere.
El loco por otro lado, ya ha conseguido su locura. Dentro de poco, debido a su inteligencia no perdida, será elegido por su pueblo en el país. ¡Una táctica así debería de ser descalificada! ¡Está incitando al propio tablero a que le de la victoria!
¡El adolescente comienza a lanzar hormonas! Ya está empezando a dudar de todos los que quiere. Dentro de poco esta gente se dará cuenta, lanzará más hormonas y empezará a ganar puntos en el juego. Ambas cosas pintan bien para ambos rivales.
¡Ha estallado la guerra mundial! En el tablero "Mundo", el mundo empieza a destruirse. Ya casi lo ha destruido.
¡SEÑORAS Y SEÑORES! El adolescente ha ganado el juego. Ya no le queda nadie en su vida debido a que las hormonas le han mancillado y cuando ha recuperado la locura no ha podido seguir. ¡Ha caído en depresión! ¡Como siga mucho tiempo así, se va a suicidar! Bueno, en realidad, no. Seguro que madura y puede seguir con su vida plácidamente, como hemos hecho todos...
¡Dios! ¡Qué desastre! ¡El loco no para! ¡Acaban de destruir nuestro plató! Una de las bombas ha llegado hasta aquí. El adolescente, ya sin hormonas que lanzar, ha visto morir a todas las personas que le importaban. Bueno, ya ha ganado definitivamente. Hablaré con la dirección del juego; tendríamos que haberlo hecho mejor. El tablero "Mundo" contenía el tablero "Cosas que le Importan" del adolescente, bueno "importaban...". ¡Es injusto (bueno, como casi todo en este juego, ¿no?)! »
«¿Me ha llamado usted?»
«¿Quién es usted?»
«¡Soy Dios!»
«¿Y llegas ahora, después de que el ser humano se extinga tras inventarte, con todos sus sentimientos, y sueños? No eres Dios, pero aun así, llegas un poco tarde.»
«¿Ah sí? ¿Y usted quien es?»
«Nadie. No existo. Sólo soy un presentador que tenía fama por sus banalidades en televisión. El presentador de este juego.
«¿Y qué haces aquí?»
«Cuando me llamaron para trabajar en "Humanidad al Descubierto" acepté; total, me da igual todo, soy un superficial, como otro cualquiera. Bueno, al menos yo lo reconozco, no soy hipócrita como, por desgracia, algunos de los que están ahí muertos conmigo. En eso era diferente. Pero vamos, no te preocupes, el juego ya ha terminado, y ambos dos ahora mismo somos cadáveres. No sé tú, pero a mi ya no me apetece mucho hablar. Me muero, y no me despiertes. Que entre bombas y hormonas, te lanzo una bombona.»
(Redoble de tambores por el chiste. El público muerto se ríe.).
Recordemos que ganará el que consiga destruir antes todo su tablero. Para ello, el loco, utilizará bombas, y el adolescente, hormonas.
¡Que empiece el juego!
El loco empieza bien, pero lento. Está descargando cordura y metiendo locura en su cerebro. Es un proceso delicado que para que sea efectivo necesita no perder la inteligencia, que debe reservar para su jugada.
Por otro lado, el adolescente está concentrando sus impulsos sexuales y está pasando el calendario lo antes posible para que sea mediados de primavera
Ambos concursantes están muy igualados.
¡Atención! ¡El adolescente ha conseguido crear hormonas! Va a empezar a lanzarlas en breves instantes. Parece ser que su primer y único objetivo son las personas que quiere.
El loco por otro lado, ya ha conseguido su locura. Dentro de poco, debido a su inteligencia no perdida, será elegido por su pueblo en el país. ¡Una táctica así debería de ser descalificada! ¡Está incitando al propio tablero a que le de la victoria!
¡El adolescente comienza a lanzar hormonas! Ya está empezando a dudar de todos los que quiere. Dentro de poco esta gente se dará cuenta, lanzará más hormonas y empezará a ganar puntos en el juego. Ambas cosas pintan bien para ambos rivales.
¡Ha estallado la guerra mundial! En el tablero "Mundo", el mundo empieza a destruirse. Ya casi lo ha destruido.
¡SEÑORAS Y SEÑORES! El adolescente ha ganado el juego. Ya no le queda nadie en su vida debido a que las hormonas le han mancillado y cuando ha recuperado la locura no ha podido seguir. ¡Ha caído en depresión! ¡Como siga mucho tiempo así, se va a suicidar! Bueno, en realidad, no. Seguro que madura y puede seguir con su vida plácidamente, como hemos hecho todos...
¡Dios! ¡Qué desastre! ¡El loco no para! ¡Acaban de destruir nuestro plató! Una de las bombas ha llegado hasta aquí. El adolescente, ya sin hormonas que lanzar, ha visto morir a todas las personas que le importaban. Bueno, ya ha ganado definitivamente. Hablaré con la dirección del juego; tendríamos que haberlo hecho mejor. El tablero "Mundo" contenía el tablero "Cosas que le Importan" del adolescente, bueno "importaban...". ¡Es injusto (bueno, como casi todo en este juego, ¿no?)! »
«¿Me ha llamado usted?»
«¿Quién es usted?»
«¡Soy Dios!»
«¿Y llegas ahora, después de que el ser humano se extinga tras inventarte, con todos sus sentimientos, y sueños? No eres Dios, pero aun así, llegas un poco tarde.»
«¿Ah sí? ¿Y usted quien es?»
«Nadie. No existo. Sólo soy un presentador que tenía fama por sus banalidades en televisión. El presentador de este juego.
«¿Y qué haces aquí?»
«Cuando me llamaron para trabajar en "Humanidad al Descubierto" acepté; total, me da igual todo, soy un superficial, como otro cualquiera. Bueno, al menos yo lo reconozco, no soy hipócrita como, por desgracia, algunos de los que están ahí muertos conmigo. En eso era diferente. Pero vamos, no te preocupes, el juego ya ha terminado, y ambos dos ahora mismo somos cadáveres. No sé tú, pero a mi ya no me apetece mucho hablar. Me muero, y no me despiertes. Que entre bombas y hormonas, te lanzo una bombona.»
(Redoble de tambores por el chiste. El público muerto se ríe.).
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