Ir al contenido principal

Palabras Vacías

Quizá no deba escribir sin palabras que decir, de hecho, probablemente haya alguna norma en la vida que me lo impida, pero la ignorancia me invita a la curiosidad, y la curiosidad es mucho más grande que una simple norma insustancial que no sé si quiera que existe.

Sólo sé nadie me quita haber visto una estrella fugaz contigo, nadie me quita los "te quiero" que nos hemos dicho mirándonos a los ojos y, más que todo, nadie nos quita el que nos convirtamos en niños de tres años cada vez que nuestros labios quieren tener una conversación juntos.

Porque, ni hay nada más brillante -y que se fastidien las estrellas- que tus ojos antes de rehusar mi tierna mirada al admirarlos, ni nada -por desgracia- más fugaz que los instantes que paso contigo, que son eternamente cortos, irremediablemente inolvidables, y que me obligan a quererte un poco más.

Sé que este es un escrito normal y corriente. No tiene nada en especial: halago y remarco cualidades de una persona de la que me estoy enamorando. Hay muchos así. Pero yo también tengo mi parte cursi y melosa de vez en cuando.

Me es inevitable, pues, sigue sin romperse la regla de que cada vez que te veo, es como si mi vida fuese diferente, que cuando te digo "me cambiarás la vida" o "gracias por estar en mi vida, te debo mucho", no son frases hechas.

Quizá el tiempo me quite o me apriete la venda de los ojos, pero, mientras tenga la venda sujeta justamente entre pupila y pupila, seguiré viéndote como lo que eres: alguien normal en lo normal, pero especial dentro de lo especial mismo. Poca gente hay que sepa sentir como tú; casi puedo tocar tus sentimientos.  Y, a título personal, poca gente hay que haya conseguido, de verdad, hacerme creer que siente en cada momento exactamente lo que siento yo por ella. Sin altibajos. ¿Por qué? Porque sé que, haga lo que haga, puedo confiar en ti y esperar a cambio una sonrisa.

La monotonía no me gusta, pero, como en todo, eres una excepción. Porque, si la monotonía lleva tu nombre, entonces me gustas tú. De ahí que me gustes, supongo. ¿El porqué me estoy enamorando de ti? Seguro que es culpa tuya.

Comentarios

Popular Posts

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El resquebrajo

Y de pronto el resquebrajo que ya sentía sólo sirve para acabar de romperme, y los pedazos de mí se clavan en mi capacidad de dormir, de sonreír y de querer la vida. Yo, que siempre fui la Antígona que va a morir por lo que le importa pero que se desnuda para sentir el aire frío y sentir que está viva. Yo, la Antígona, que muere cuando su hermano muere por segunda vez, está vez en el destierro de su cadáver. Yo, como ella, muero. La vitalidad de Antígona se va en su muerte. Su muerte es su muerte. Pero mi muerte es la vida.  El resquebrajo es como un desprendimiento: había indicios, pequeñas señales que el monte iba a caerse, pero de repente se cae, y parece que nunca hubo aviso. O que daba igual que lo fuera, porque era inevitable. Parece un capricho de Dios. Parece que no había nubes de tormenta. Pero, de repente, todo es barro, todo es polvo. Todo es hiel. El resquebrajo ya no es tal. Ya estoy roto. Como están rotas las conchas de mar llevadas por el agua. Como el mimbre cuando ...

Tener libido es de aliens

Leo una novela erótica. Me enternece la complicidad. Se ponen a follar. Me pongo nervioso. No cachondo, no. Nervioso como el gerbo que huye. Leo el polvo como leo un epitafio y me fuerzo a acabar el capítulo. (Aunque los nervios no querían). Una, tiene un orgasmo: vital y místico. Otro, no se corre pero: vital y místico. Se despiden. Se besan . Me enternece la complicidad. Acaba el capítulo. Cierro el libro. ... Me entran ganas de llorar. Acabo de leer sobre aliens. Los aliens no son de mi especie. Funcionan distinto. ... Me entran ganas de llorar. porque yo antes era un alien. Siento que nunca he follado. La parte de mi que folla se ha roto. Siento que nunca he querido hacerlo cuando siempre tuve luciérnagas en los ojos con los que miro todo. Algo de mi alma se ha roto. Y estaba en mi cuerpo. Y, dentro de mi cuerpo, en mis ojos. Algo de mi alma se ha roto. Algo vital y místico, como en ese polvo, que ahora es polvo de mis ojos. de ©Shathu Entayla