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Confiándote mis Miedos

Me cuesta.
Me cuesta creer que me quieras.
No porque no me quieras,
sino porque lo hagas
sabiendo cómo soy.

Podrías haber cogido y escogido
a muchas personas que
-entre otras cosas-
están más cerca de ti
(mucho más que yo).

No lo entiendo, pero no creas que te juzgo
pues ya sabes lo feliz que soy contigo,
siempre, y aunque sé que también eres conmigo,
no sé qué hace ni qué viste en mi
para verme como algo más que un amigo.

Tengo miedo a perderte algún día
(creo que ya lo has visto y leído),
pero más que tener miedo a perderte
después de haberte tenido,
tengo miedo a que salgas de mi vida
tal y como has venido:
cambiándome la vida
desde el instante en que te he conocido.

Te echo de menos, cielo.
La razón por la que te espero
es porque mereció la pena
haberme cruzado contigo en el camino.
Es un placer ser tu amigo
y más aún lo es que me hayas dejado
ser una parte de ti.

Llámame idiota por esto si quieres
pero si cada vez que te he dicho "te quiero"
lo he sentido,
tampoco te he dado las gracias
sin un motivo,
y enseñarme a vivir (como estás haciendo)
es un motivo para sentirme agradecido.


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