Ir al contenido principal

Confiándote mis Miedos

Me cuesta.
Me cuesta creer que me quieras.
No porque no me quieras,
sino porque lo hagas
sabiendo cómo soy.

Podrías haber cogido y escogido
a muchas personas que
-entre otras cosas-
están más cerca de ti
(mucho más que yo).

No lo entiendo, pero no creas que te juzgo
pues ya sabes lo feliz que soy contigo,
siempre, y aunque sé que también eres conmigo,
no sé qué hace ni qué viste en mi
para verme como algo más que un amigo.

Tengo miedo a perderte algún día
(creo que ya lo has visto y leído),
pero más que tener miedo a perderte
después de haberte tenido,
tengo miedo a que salgas de mi vida
tal y como has venido:
cambiándome la vida
desde el instante en que te he conocido.

Te echo de menos, cielo.
La razón por la que te espero
es porque mereció la pena
haberme cruzado contigo en el camino.
Es un placer ser tu amigo
y más aún lo es que me hayas dejado
ser una parte de ti.

Llámame idiota por esto si quieres
pero si cada vez que te he dicho "te quiero"
lo he sentido,
tampoco te he dado las gracias
sin un motivo,
y enseñarme a vivir (como estás haciendo)
es un motivo para sentirme agradecido.


Comentarios

Popular Posts

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...