Ir al contenido principal

El cardo

Cogí aquel cardo con las manos
me clavé profundamente sus púas
y entre risas que sollozan
lo amé profundamente.
Las amé profundamente.

Como el cordón que destripa un tarro de mermelada.
Como las húmedas pestañas abiertas al párpado que protege.
Como el acidificado aliño a la escarola en la ensalada.
Como cárcavas a piedras que no se mueven.

Y es
que la mano con el cardo
duele.

Él cogió mi amor entre veranos
que dormían sobre su sombra.
Las púas las dejó tiradas
después de curármelos.
Después de curármelos.

Como pintor de blanco a un abrigo de armiño.
Como el aire a una vida inmaculada.
Como una mano de muerte a la cadera de un sano niño.
Como la muerte a una vida ya acabada.

Y es
que la mano con el cardo,
sin quererlo sana

Besó el cardo mis manos
y yo tragué sus púas.
Se quedó el cardo punta
por el miedo, ahora, a mis ayudas.
Por el miedo a mis ayudas.

Como un liquen que quiere serlo sin el musgo.
Como un andrógino que quiere estancarse en sólo un sexo.
Como la lengua y a la par vergüenza en un discurso.
Como la calidez de la luz del cuarto, sin el flexo.

Porque es
que la mano con el cardo,
tiene miedo.

El cardo cerró sus púas
y lo cogí con mis manos
me clavé profundamente sus púas
las amé profundamente de nuevo.
Me clavé profundamente de nuevo.

Como las viento fuerte a las orejas en ciudad.
Como una espada ante el peligro de la batalla.
Como los labios cortados de sal en alta mar.
Como el escudo más férreo de la emboscada.

También es
que la mano con el cardo
ama.

Imagen de tljpatch0 en Pixabay

Comentarios

Popular Posts

Flores en el asfalto

Hay personas que duelen  de lo que alivian que matan las nubes de tormenta que apartan las aguas negras; esas con hábito de vorágines que nunca cesan. Hay personas que devuelven el brillo al alma el edén al fruto la esencia a la esencia y la enrutan y la soterran para que crezca justo así en vertical para que seas  como la flor que brota del asfalto como el pájaro que descansa en la catenaria como la pausa de paz en el bombardeo; para que seas. Hay personas que habitan  tu piel y te dejan la suya; que apartan la ciudad y, en sus escombros, te encuentran. Ojalá vivir más  en esas personas dolorosas devolvedoras, habitantes y encontrosas. Ojalá vivir más en quien ama con belleza Ojalá vivir más y que el más que viva sea con ellas. Modificación de una imagen de PhilippLE  en Pixabay Dedicado a La Tribu de los Idos, especialmente a Esther, Leyre, Sara, Karina y Buda  de ©Shathu Entayla

Follar para desnudarse

Follar siempre al menos una vez al menos desnudarnos una vez del todo para poder hablar, sobre-todo. Si te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú. Si ya te he desnudado y me has desnudado los complejos se quedan en la ropa y las excusas, líquidas, sobre la cama y de los quejidos sólo se oyen ya los ecos de los orgasmos y se ha disuelto el miedo hasta la ternura del abrazo. Si ya te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú y seguiremos desnudos al volver a vestirnos. Follar siempre al menos una vez para desnudarse una vez una última vez para nunca tener que volver a vestirnos. Imagen de mopiaoyao  en Pixabay  de ©Shathu Entayla

Oración al cansancio

Para poner en pausa el reloj de la máquina  y despertar con dulzura al espíritu. Para sentir el placer que da el tiempo sin cronómetro  el tiempo sin destino; el vivir en sí mismo. Para apreciar los minutos y sus segundos el continuo sin discretos y el corazón que nunca paró de latir. Para honrar al cansancio (¡oh cansancio!) que nos permite contemplar en vez de hacer; que nos permite sentir en vez de evitarnos; que nos permite jugar en vez de optimizar. Para que el tiempo sin sentido, dé sentido. Para no caer en la tentación  de darle uno. Para parar para sentir para apreciar para contemplar para jugar. Ahora oro para que el tiempo sólo sea tiempo. Kha feijôl. Imagen de Ola Dapo  en Pexels  de ©Shathu Entayla