Ir al contenido principal

La abubilla y la hoja plata

La muerte juega muy fuerte
a los dardos con la vida.
Veces falla con descaro
y otras, sin embargo, atina.
Y en el tiempo que ese dardo
va de lleno a la telilla
el que vive tiene tiempo
de detener su partida.

El tiempo. ¡Ese necio tiempo
no lo tiene la abubilla
si un veneno de serpiente
necrotiza sus alillas!
Pero, si no la devoran
piensa -obvio- que está viva
a veces nunca notando
el veneno en sus pupilas
que pasado cierto tiempo
reflejan toda herida.

Un buen día una abubilla
ve que sus patitas vibran;
que pierde el fulgor alado
que la lanzaba hacia las cimas,
y va, cansada, hacia el nido,
¡pues es ave con familia!
Madre de polluelos críos
que ama ver volar un día.

De pronto un árbol le dijo
al verla tan tirada y chica:
"La misma Señora Muerte
juega dardos con tu vida".

Y los grandes ojos negros
que movía la abubilla
se quedaron empedrados
en el aire que mecían
al mirar sobre los vientos
el paseo de su vida.
Y, piando, fue diciendo
"¡Qué infortunio que me pilla!"

A esto, el árbol, sabio atento
dijo presto a la abubilla
"Sí no pudieses salvarte
yo nunca te lo diría.
Yo lo estoy diciendo ahora
porque puedes todavía".

Una hoja plata del árbol
se clavó en la pata herida
inyectándole su néctar
de radiación salvavidas.
" ¡Y pensar que así de joven
yo ya muerta me veía!"


"Es tu turno -dijo el árbol-
de luchar para tu vida.
Esta hoja de luz plata
ayudará a que lo consigas.
¡Y es que se ha pillado a tiempo!
¡No te rindas ni desistas
que aún le queda un largo trecho
a ese dardo quitavidas.
Ahora vuela, y vuela lejos
y cuídate, mi abubilla
que cuidándose se vence
a este juego de la vida.
Y aunque no parar por siempre,
con el peso de la vida,
¡si te apoyas sobre el dardo
tenlo claro: lo desvías!"


(Dedicado a M. González, que está parando uno de esos dardos)

Comentarios

  1. Gracias por haberte tomando tan enserio este trabajito que te pedí.
    Eres genial!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Popular Posts

Compañero de Cama

No estoy seguro de quién me mira. No estoy seguro de quién me cura. Miro al aire y nadie mira. Miro al cielo y no me ayuda. El cielo es mi espanto en la penumbra pero mi salvador cuando es de día aunque es vano el sol que me deslumbra. Cuando cae la noche y el miedo alumbra me hago una pregunta que nunca diría: Si estoy tan solo y mi miedo me oculta, ¿Quién cuida y duerme con la luna? A lo mejor ella también se lo pregunta...

Flores en el asfalto

Hay personas que duelen  de lo que alivian que matan las nubes de tormenta que apartan las aguas negras; esas con hábito de vorágines que nunca cesan. Hay personas que devuelven el brillo al alma el edén al fruto la esencia a la esencia y la enrutan y la soterran para que crezca justo así en vertical para que seas  como la flor que brota del asfalto como el pájaro que descansa en la catenaria como la pausa de paz en el bombardeo; para que seas. Hay personas que habitan  tu piel y te dejan la suya; que apartan la ciudad y, en sus escombros, te encuentran. Ojalá vivir más  en esas personas dolorosas devolvedoras, habitantes y encontrosas. Ojalá vivir más en quien ama con belleza Ojalá vivir más y que el más que viva sea con ellas. Modificación de una imagen de PhilippLE  en Pixabay Dedicado a La Tribu de los Idos, especialmente a Esther, Leyre, Sara, Karina y Buda  de ©Shathu Entayla

Follar para desnudarse

Follar siempre al menos una vez al menos desnudarnos una vez del todo para poder hablar, sobre-todo. Si te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú. Si ya te he desnudado y me has desnudado los complejos se quedan en la ropa y las excusas, líquidas, sobre la cama y de los quejidos sólo se oyen ya los ecos de los orgasmos y se ha disuelto el miedo hasta la ternura del abrazo. Si ya te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú y seguiremos desnudos al volver a vestirnos. Follar siempre al menos una vez para desnudarse una vez una última vez para nunca tener que volver a vestirnos. Imagen de mopiaoyao  en Pixabay  de ©Shathu Entayla