Ir al contenido principal

Mejor soñemos, que nos odiamos

Las partículas de mi alma se hacen densas.
    – Te odio.
Más densas.
    – Te aborrezco.
Más grandes.
Se apelmazan y salen en forma de un suspiro pesado abriendo la compuerta de mis lacrimales.
    – Te odio–escucho otra vez.
Un suspiro sale más fuerte. Las partículas de alma han subido a mis ojos y ahora caen por mis mejillas en forma de agua salada.
    – ¡Te quiero!–espero.
    – Te odio–desesperas.
    – ¡Te amo!
    – Muérete –gritas.
Ese último grito llega a mis oídos casi como un insulto, pero los atraviesa como una condena a muerte.
"Muérete", me dices. Y me muero.

Me quedo en silencio. El cuerpo y la voz me pesan como a un bebé su cabeza o a un avión sus reactores. Sólo se oyen suspiros pesados de vapor de agua y dióxido mojando el aire. Ensuciándolo. Igual que hacen mis partículas de alma en mi cara.

El aire se contamina de suspiros sucios y pesados por fuera, y esas gotas saladas se drenan en mi piel por dentro. Como me dijiste que hiciera, me muero.
    – Adiós –me dices.
    – Adiós –te exhalo, deseando que me beses otra vez como lo hacías. Pensé que así recuperaría las partículas de alma y los suspiros perdidos.

Entonces miras mi deseo de besarte. Claramente. Al verte mirándolo se quiebra mi percepción de ti. Como una crema catalana.
    – Te quiero –dices. Yo tengo aún los ojos cerrados cuando lo dices. Los abro lentamente. Aún estás cerca de mi cara. Mis labios están, lavandamente, entreabiertos. Tu expresión de odio ha desaparecido. El aire sucio, también.
    – ¿Por qué me has dicho que me odiabas?
    – No lo dije. No yo. ¿No lo ves? –dices señalando tus ojos.
    – Sí, pero es extraño.
    – Lo sé. Soñar en uno mismo estando despierto es extraño. Sobretodo al despertarse.
    – Entonces, ¿me he despertado?
    – No. Nunca. Simplemente es otro sueño.
    – ¿Y cómo sé que este sueño es el de verdad?
    – No lo sé, pero es el mismo que sueño yo ahora.

Entonces te beso con un abrazo. Las partículasde alma se hacen livianas y puras y salen a géiseres de mis lacrimales gritando "¡te quiero!" Uno inaudible. Que sólo puede verse, y tú lo ves en el tacto de mis brazos sobre tu espalda. Lo único que queda en mi rostro de mi alma densa, en ese momento, son los churretes en mis mejillas.
    – Siento haberte hecho daño en el anterior sueño –te digo.
    – Lo sé. Sé que lo sientes. Siempre. Nunca has querido hacerme daño –dice tiernamente–. Siento habrte dicho que te odiaba.
    

Comentarios

  1. Hasta ahora, de los pocos que he leído me gusta me gusta
    Eres un crack

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Popular Posts

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

Flores en el asfalto

Hay personas que duelen  de lo que alivian que matan las nubes de tormenta que apartan las aguas negras; esas con hábito de vorágines que nunca cesan. Hay personas que devuelven el brillo al alma el edén al fruto la esencia a la esencia y la enrutan y la soterran para que crezca justo así en vertical para que seas  como la flor que brota del asfalto como el pájaro que descansa en la catenaria como la pausa de paz en el bombardeo; para que seas. Hay personas que habitan  tu piel y te dejan la suya; que apartan la ciudad y, en sus escombros, te encuentran. Ojalá vivir más  en esas personas dolorosas devolvedoras, habitantes y encontrosas. Ojalá vivir más en quien ama con belleza Ojalá vivir más y que el más que viva sea con ellas. Modificación de una imagen de PhilippLE  en Pixabay Dedicado a La Tribu de los Idos, especialmente a Esther, Leyre, Sara, Karina y Buda  de ©Shathu Entayla

Oración al cansancio

Para poner en pausa el reloj de la máquina  y despertar con dulzura al espíritu. Para sentir el placer que da el tiempo sin cronómetro  el tiempo sin destino; el vivir en sí mismo. Para apreciar los minutos y sus segundos el continuo sin discretos y el corazón que nunca paró de latir. Para honrar al cansancio (¡oh cansancio!) que nos permite contemplar en vez de hacer; que nos permite sentir en vez de evitarnos; que nos permite jugar en vez de optimizar. Para que el tiempo sin sentido, dé sentido. Para no caer en la tentación  de darle uno. Para parar para sentir para apreciar para contemplar para jugar. Ahora oro para que el tiempo sólo sea tiempo. Kha feijôl. Imagen de Ola Dapo  en Pexels  de ©Shathu Entayla