Ir al contenido principal

Romance de desamor y rabia


Intento entender entonces
pero el nudo en el estómago
se vuelve garra
y se me acaban los versos
a las pocas palabras
pues intentan parar mi pluma
mis enfermizas entrañas.

Pero el golpe de viento
desenfrena mi alma
lanzándola como luces
e inmoladora rabia;
como raudos dolores
que se hacen metáfora.

Cuando fruncen el ceño
las densas bitácoras
-los recuerdos con lastres-
las confusiones se amarran
de estantes de historas
pasadas por agua
que fueron recuerdos
mojados con habla.

Habla que le siguió a los actos
actos acabados en rabia.
Culpa y lírica derramada
en cada dolorosa magia.
Magia llamada poema.
Dolorosa llamada alma.
Confusiones que no liberan
al que las escribe o las lanza.

Son producto de agniciones
o de vivencias, o de savia
negra savia que contamina
los recuerdos del que ama.

Y cuando quiere amar o ha amado
esa savia se dispara
y sin previo aviso impregna
de ceguera, y no se sana.

Pero una cosa enseña:
nunca es libre aquel que ama.
Lastre y sonrisas: bitácoras
de negra savia manchadas
que se atenúan en el estante
sin poder hacer nada.
Como no se elegió el desamor
ni antes el alma enamorada.

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla