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¡Qué rutina!

Mientras mi padre estaba sentado en el sofá, me iba a la habitación a estudiar. A día siguiente iba al colegio, como buen  bachiller, a sentirme saciado de conocimientos universales.

Pero como mi padre estaba sentado en el sofá al llegar a casa, volvía a empollar los libros otra vez. Por la mañana iba al colegio, como buen estudiante y me nutría de nuevas habilidades intelectuales.

Aunque el caso, es que se estaba viendo la tele en el sofá mientras yo me iba a mi habitación a aprenderme el nuevo tema de hoy. Un día más tarde iba al instituto a aprender y madurar mi inteligencia.

Más tarde, llegaba y mi familia veía la televisión cuando me encerraba a abrir libros en mi cuarto. A la mañana siguiente caminaba al instituto para incrementar mis conocimientos y raciocinio.

Después, llegaba a mi casa y...

 "¡Joder! Ya, ¿no? Que sé que es una rutina, pero déjame en paz" -dijo el estudiante-.
"Mierda, me ha jodido el relato" -dijo el narrador-.

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