Cuando la vida te une
todo es bonito,
y más si es desde pequeño.
Cuando la vida te destruye
todo sigue siendo bonito
pero no existe el empeño.
Sólo cuando la vida de un amigo se destruye
sabes que el que era tu amigo, ya no lo es.
Sólo cuando ves cambiar la vida que unía
cada uno por su lado, individual
uno puede cogerlo, y otro se puede equivocar.
Pero, qué dolor se siente al no equivocarse
si tu amigo se ha equivocado
y qué dolor es quedarse esperando y sonriendo
sabiendo que el que es tu amigo por dentro
ahora está muriendo
y algún día, dejará de serlo.
Porque ya no te necesitará
o no podrás tu estar
o él no podrá soñar
(pues no habrá futuro que soñar)
o, en el peor de los casos a pensar
si como el mío es un skinhead,
morirá.
Mi amigo tiene y tenía bondad
pero quizá sea ahora ya
de hacer una sepultura a la amistad.
La mirada muerta de unos ojos
que ya no pueden mirar
La mirada de unos ojos
movidos sin corazón, al azar.
La mirada de un alma destrozada
que fue convencida sin convencerse
que se mueve como no debe
pero al fin y al cabo así lo quiere.
Que pena que las cosas acaben así.
Qué pena es sentir que muere un amigo
por haber cambiado él mismo su destino
por otro que no puede seguir.
Qué dolor es vivir esto, y no poder decidir.
Qué pena es no poder ayudarte, amigo.
Siento mucho dejarte morir.
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