Ir al contenido principal

De un Enemigo se hace una Amistad

HISTORIA: Este poema es muy especial. Está basado en una conversación telefónica que tuve con un amigo sobre bandas y malentendidos. Mientras hablamos se me ocurrió una historia de la que luego hice este poema. Obviamente, aproveché el tema para hacer el poema que me mandaron que era hacer versos alejandrinos (14 sílabas métricas) pero este poema lo recuerdo especialmente porque, cada vez que lo leo, veo que un conflicto, no siempre tiene que acabar trágicamente (en cualquier grado).

Leëis de un alumno con un hecho que contar
Una cosa increíble que es para alucinar
Pues aquí un día normal se hizo de congratular.
Es aquí donde empiezo un hecho de recordar.

Por calles tenebrosas mi amigo caminaba
Con mirada perdida, ¿en qué leches pensaba?
Con lo que pasaría, eso no importaba
Pues con la enemistad la amistad se encontraba

Pasando por la calle sin previo aviso
Se presentaron otros y con tono omiso
Uno dijo al alumno rápido y conciso:
“¿Por qué eres tan ruïn de acusar sin premiso?”

“¿Y por qué decís eso, si yo nunca he osado
Culpar a cualquiera siendo el triste acusado
Que es por desconocidos falsamente inculpado
Por un crimen que asimismo todavía no ha hallado?”

“¿Cómo eres tan falso tras culparnos con veneno
Por hurtar un moto, intentas ser tan obsceno”
“Eres un merecedor de un grande y fuerte freno
Que te haremos nosotros por ser de asaz mal geno”

“Me encuentro ahora mismo bastante anonadado.
Si querëis vosotros me ofrezco al ‘frenado’
Pero espero sepáis que no habéis errado
Y con esto mi verdad aquí he demostrado”

Entonces los otros se pusieron a pensar
“¿Su vida el fulano podría apostar
Para que así su verdad pudieran comprobar?”
Era algo que, supongo, tendrían que probar.

“Con el creador del rumor querría dialogar
Para que este equívoco podamos solventar
Pero yo en batallas no me quiero incorporar
Porque con la palabra se puede enmendar”.

Así que así sin más echaron a andar
Hacia el responsable: culpable de este pesar.
El supuesto implicado casi iba a trotar
Corrupto por el miedo huyendo del lugar.

El infame zutano quiso correr en vano
Mas por no culparse falló estar orellano
Para que su inquietud no le ‘hiriera la mano’
Y ahora empieza el juicio mahometano.

“¿Quiën es el mengano?” –dijo el embustero.
“El triste acusado” –contestó un caballero.
“¿Por qué le tragísteïs?” –preguntó el fulero.
“Para zanjar el tema” –afirmó el sincero.

Sin mayores palabras empezó la discusión
“El es un mentiroso incluso le vi en acción
Poniendo la denuncia haciendo la acusación
¿Qué dices, perdedor? ¿Mantendrás tu afirmación?”

“A dichos argumentos tendré que eliminar
Pues encerrado estás cuando vas a denunciar
Así que es imposible que me vieras ni entrar
¿Crees que ese argumento podrá a alguien ‘fascinar’?

El fulero pillado afrontó lo pasado.
El sincero suplicó dejar esto olvidado
Para que el embustero no se viera atrapado

Comentarios

  1. No esta nada mal el poema, pero tienes que tener en cuenta que no siempre se arreglan las cosas hablando

    ResponderEliminar
  2. Eso es cierto, pero hay que saber hablar. Eso es de los temas que habla el poema.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla