Ir al contenido principal

Amor de tormenta

Entre los pelos agudos
en alfombras de frío hormigón
emergen ganas de amar sin mesura.

Pero ganas dormidas
en concreto húmedo.
Como espuma estancada
como un niño durmiendo
como el descenso de una piedra de río
por la falda telúrica de la montaña
como una canica sobre la arena;

Amor estanco,
pero con potencial y función
de expandirse si es espuma
de llorar como grito de bestia si es un niño
de rebotar y volar si es piedra
de estallar la arena si es canica,

Este mi amor, inerte a ratos
lo es por la tristeza
aire, sueño, monte y tierra
que engarza la potencia
de su voluntad.

Ya verás cuando estalle
cómo el brillo arrecia.
Cada vez que me enamoras
lo siento más cerca de despertar
y a la vez de ti y de mí, más cerca.

No dejaré que la tristeza me venza.
A cambio espérame a que vuelva.

El amor arrecia
y en vez de chispear
deja un manto de niebla
suspendido en el aire.

Gotas que cayeron juntas a la tierra
y no llegaron a ella
para poder respirar antes
para que tú las respirases.

En vez de lluvia
habrá humedad en el aire
Humedad: gotas que quedarán
llovidas
por siempre
sin haber llovido nunca.

La niebla perpetua
el amor que protege
el aire que nos puebla.

Niebla fina que deja ver
pero no borra los detalles bellos
que dan la vida.

El amor arrecia
y en vez de chispear
deja un manto de niebla.


Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla