Muebles geométricos llenos de vetas de madera, libros, una cama, libros, un ordenador, un cuadro aún no colgado, una pared blanca pintada con cosas ininteligibles, glosolálicas; un peluche guardián con forma de mapache con una estrella colgada al cuello, una orquídea sana, pero sin flores y un chico de pelo largo estudiando a la par inglés y su falta de vida.
YO. Si me hubieses visto hace solo veinte años. Tenía el pelo corto. Me hacían bullying y no hablaba. Llamaba la atención pero no hablaba. Lloraba pero no hablaba. Un par de luces en forma de padres comprensivos y un señor mayor que me acompañó hasta su muerte (mi madre le cuidaba por las mañanas). Siempre pienso en ir a ponerle flores, le quise mucho, pero al final me acuerdo de ir a verle a su tumba dos meses después. Digo "para el año siguiente". Y así, llevo sin ir dos años.
De pronto, una de esas luces brilló más: la curiosidad. De ahí vino el arte y mi identidad. Luego, como vórtice de Hitchcock, ansiedad en forma de crisis mientras conocía y cortaba con mi primera novia, tras año y medio de relación (a distancia) en el aeropuerto de Barajas, al que ahora llaman Adolfo Suárez. Es un nombre gracioso.
Más ansiedad. Me desahuciarion. Antidepresivos. Querer ser actor y una novia que, como yo, tiene la cabeza más llena de abismos que de bordes por los que tirarse a ellos. La agredí. La internaron. Pinté el cuadro que ahora está en mi habitación y que aún no he colgado. Creí ser pedófilo (igual que he creido ser asesino y que me enamoro de gente que no conozco).
Mi novia y yo. Ayuda mutua. Tiempo después, una casa nueva -recuerdo que nos habían desahuciado- luego pinté las paredes de mi habitación, puse una estantería con libros, una cama (en la que hice el amor con mi novia lacrimosamente debido a imágenes intrusivas de niñas pequeñas): a veces hacía el amor, otras el llanto; igualmente desnudo.
Luego rompí con mi novia. Volvimos. Rompió ella. Volvimos. Y así sucesivamente. Nos compramos una orquídea para cuidarla entre los dos, y ahora estudio inglés para irme de Erasmus. Echo de menos a mi novia, aunque hemos cortado definitivamente hace una semana y sé que no quiero volver con ella. Ya no me voy de Erasmus, no aceptaban gente nueva. Aún no he colgado el cuadro.
YO. Si me hubieses visto hace solo veinte años. Tenía el pelo corto. Me hacían bullying y no hablaba. Llamaba la atención pero no hablaba. Lloraba pero no hablaba. Un par de luces en forma de padres comprensivos y un señor mayor que me acompañó hasta su muerte (mi madre le cuidaba por las mañanas). Siempre pienso en ir a ponerle flores, le quise mucho, pero al final me acuerdo de ir a verle a su tumba dos meses después. Digo "para el año siguiente". Y así, llevo sin ir dos años.
De pronto, una de esas luces brilló más: la curiosidad. De ahí vino el arte y mi identidad. Luego, como vórtice de Hitchcock, ansiedad en forma de crisis mientras conocía y cortaba con mi primera novia, tras año y medio de relación (a distancia) en el aeropuerto de Barajas, al que ahora llaman Adolfo Suárez. Es un nombre gracioso.
Más ansiedad. Me desahuciarion. Antidepresivos. Querer ser actor y una novia que, como yo, tiene la cabeza más llena de abismos que de bordes por los que tirarse a ellos. La agredí. La internaron. Pinté el cuadro que ahora está en mi habitación y que aún no he colgado. Creí ser pedófilo (igual que he creido ser asesino y que me enamoro de gente que no conozco).
Mi novia y yo. Ayuda mutua. Tiempo después, una casa nueva -recuerdo que nos habían desahuciado- luego pinté las paredes de mi habitación, puse una estantería con libros, una cama (en la que hice el amor con mi novia lacrimosamente debido a imágenes intrusivas de niñas pequeñas): a veces hacía el amor, otras el llanto; igualmente desnudo.
Luego rompí con mi novia. Volvimos. Rompió ella. Volvimos. Y así sucesivamente. Nos compramos una orquídea para cuidarla entre los dos, y ahora estudio inglés para irme de Erasmus. Echo de menos a mi novia, aunque hemos cortado definitivamente hace una semana y sé que no quiero volver con ella. Ya no me voy de Erasmus, no aceptaban gente nueva. Aún no he colgado el cuadro.
El cuadro de mi habitación |
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