Ir al contenido principal

El perro de Dios


No sé cómo empezar esto
sin caer en lo que siempre caigo.
Nunca he sabido hablar vivo
con tres muertos sobre el llano.

Mis dos padres y mi hermana
sobre la alfombra de esparto.
Y los rayos del aliento
de sus bocas, escapando.

Yo intento cogerlos todos
como un perro coge un palo
pues si no puede cogerlo
no puede seguir jugando.

Y yo, perro, que por muerte
ha sido abandonado
no tengo ya más caminos
por los que seguir ladrando.

Mis dos padres y mi hermana
sobre la alfombra de esparto
clavados sobre una espiga
los tres juntos y tumbados.

Tres mantas de carne muerta
que juntas van se arropando.
De más pequeño a mayor:
el padre, grande, velando.

Y yo, hijo de estos muertos,
tela de manta, observando
cómo el esparto y la sangre
se nutren de aliento. Y el llanto

que derramo no me sana.
Me está, de a pocos, matando.
Es que no puedo cargar
esta culpa entre los años.

No puedes nombrarme, Dios,
la Muerte, con doce años.
Quieres que no llore más
y que me mate matando.

Yo no elegí esta guadaña.
Adán, Eva. ¡Barro de ambos,
hermana! Tú, no me juzgues
que aunque voy todo matando

los tres, familia, os adoro.
No elegí yo ser la Muerte
y jamás la he deseado.
¡Maldita divina suerte!

Dios, ¿me oyes? ¡Soy el Diablo,
poder del miedo y el pecado,
hijo humano de tu barro,
hijo de sangre y sangrado!

¡Aléjame de tus almas!
¡Yo inauguro el Infierno
¡Todas las almas que pequen
irán a mi sufrimiento!

Hijos de mí, serán ángeles.
Uno, será el mejor de ellos.
No te obedecerá nunca.
Lo mandarás al Infierno.

No habrá deidades ni credos.
Aunque las creen tus adeptos
no serán por dos milenios.
Previo al segundo: ¡infierno!

Aquellos que llamaste hijos
se matarán entre ellos.
Será el Apocalipsis
y Jesús, seguirá muerto.

Y recuerda Dios, al Diablo
qué será sabio, por viejo
¡Es tu culpa mi rencor,
y ladrará en "Dios ha muerto"!

Y con el tiempo, sí, Dios
no habrá Reino de los Cielos.
Los humanos, como soy
prescindirán de tu Eterno.

Yo te maldigo. ¡Yo, Dios!
A pasearte por los milenios
luchando contra el pecado
que creaste al nacimiento

de este mundo, ¡Tú! ¡Dios!
¡Yo te condeno a la culpa!
¡El Pecado Original
es esta matanza tuya!

Y hasta que el último humano
no abandone tu Reino.
Hasta que no haya más ángeles
existirá el Infierno.

Es el Diablo, el que te grita.
Tu más poderoso perro.
¡Yo reviento tus milagros!
¡Y a ti, tú mi Dios, te muerdo!

El Juicio Final en tierra
será, y no en tu Reino.
Entre unos perros y unos reyes
los perros prefieren perros.

"Paradise Lost" de Gustave Doré

Comentarios

Popular Posts

Para la gente a la que beses

Hay gente  que necesitas besar  muchas veces  porque el fin de un beso es  siempre  el principio de otro  que aún no ha venido. Hay gente que necesitas besar  muchas veces porque cada beso es siempre como estar en casa y ser querido. Hay gente que la besas y no vuelve (pocas veces). Pero dentro de ti es siempre un recuerdo vívido de haber vivido. Hay gente que la besas y no vuelve muchas veces y duele ver, porque es siempre ver al otro yendo a otros caminos. Hay gente  que la besas, te arrepientes y así siempre, muchas, o una sola vez. Siempre, y aunque no después, besar se quiso. Hay gente que la besas y no vuelve para siempre porque el mismo tiempo es siempre quien os ha llevado  hacia el olvido. Hay gente  que la besas y sí vuelve muchas veces, y despierta algo que es siempre algo que aun dormido era cariño. Hay gente que no besas y sí vuelve muchas veces, y se queda porque es siempre amor, aun siendo otro que el del inicio. Hay gente que la besas y sí vuelve. Pero, a veces. Y lo in

Valiente

Lo soy porque doy  significados raros a mis besos, porque amo raro y abrazo raro pero bello. Y algo ves en mí que te libera. Algo de esa extrañeza. Y te asombra tu comodidad, la facilidad, y mi franqueza. Y por eso me dices valiente. Me llamas valiente. Me lo llamas con ojos valerosos y me miras contagiada de esa valentía y con ganas de cambiar su propia vida. Me lo llamas con ojos hambrientos de lo que se supone que yo sé y no sabes; de lo que se supone que yo tengo y deseases. Me lo llamas con ojos fulgurantes por una chispa que doy para que tu alma te abrase y me quedo impregnado en tu piel y en toda nueva mente a la que saltes y en todas las demás pieles que toques y en todos los corazones que ames y es porque vuelvo tu alma un fénix y al renacer se hace brillante. Pero también me lo llamas con ojos vidriosos cuando esa valentía se extingue y anhelas anhelarla de nuevo. Pero ya tienes un secreto: te han surgido peros porque descubres que ser libre en verdad, te da miedo. Aún me lo

Remos aconchados o La Lúna

Entre sales de conchas vivo que fueron antes de sal, conchas duras. Me embalsamas con corales rojiblandos  poblando mis aguas mudas para que me ampare la Lúna; y con esas arenas de brazos me acunas en tu almaternura; y como faro sin faro, ¡fareas luces como las de la Lúna! Y aunque acepto cada fotón reflejo especulado hacia mi nuca, confío en que no olvidas alumbrarte a ti las uñas que de rascar mis aguas y acunarme pueden salirte arrugas. No te acerques ni te vayas que los dos tenemos Lúna y aunque tengas más luz que sombra y yo más su cara oculta ambas son Lúna, y mueven aguas y ambos guiamos barcos, sin duda. Tú, por que aprendes deprisa. Yo, sabio que no aprende nunca. Y ambos en barcos contiguos, el mismo remo, y las mismas musas que nos inspiran a surcar las aguas y a beberlas sin beber torturas. Gracias por farear mi faro con poesía, con ternura que con amor los cristales y el agua se me jidisuelven en virutas. Imagen de flutie8211 en Pixabay  de Julio de 2019 ©Shathu Entayla