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Mala hierba

Quiero ser alegre (y no sólo feliz) contigo. Querría verte sonreír tan cerca que mis ojos se desenfocasen. Y me duele muchísimo no estar contigo. Mi cabeza se defiende de ti, y me confunde, pero sé que te quiero, y quiero quererte siempre, y sobretodo, amarte, y decirte que te amo en un susurro, y suplicarte con abrazos que no des un sólo paso lejos de mí, y correr juntos sobre las nubes, como dos niños, y caernos al vacío como bombas, pero levantar el vuelo como halcones, y separarnos, muy lejos, pero estando siempre a una mirada de poder recruzar nuestro rumbo, un rumbo que sea distinto, pero cada uno por separado lo hagamos juntos.
  Quiero morirme y despertarme como mala hierba en la junta de una baldosa de tu ventana, y que me riegues con tus lagrimas, y me nutras de la luz de tu sonrisa. Y como toda planta no podré moverme, y a veces con mis rayadas le diré a las nubes que lluevan para que cierres la ventana, pero cuando la abras, algún día que no llueva; que vivamos en un desierto eterno; que vivamos juntos como dos motas de arena con el viento, en ese momento, dejaré que salga una flor y de ella un fruto, y moriré.
Y cuando lo comas darás la espalda a la ventana para no volver, y apareceré de pronto, y me verás, sin hojas, con otro fruto en mi mano, como el que tenías tú, y lo comeré, y ambos sabremos que nos habremos comido nuestro corazón.
Pero seguiremos vivos.
Por que mala hierba, nunca muere. Y ambos seremos siempre mala hierba.
Por eso nos quedaremos bien anclados a la tierra, y podremos vivir juntos en el mismo jardín. Ahora tenemos complejo de girasoles, y nos buscamos en el día, pero nunca estamos. Como mala hierba que seremos, nos haremos daño, pero nunca dejaremos de crecer. Nunca más daremos fruto, más que nuestros hijos, y seremos tan grandes que algún día, los mortales que nos ven, como un día lo fuimos nosotros, en vez de llamarnos hierba nos llamarán rosas, y nunca más nos quitaran de su jardín, aunque seamos espinas con pétalos, aunque sangremos sangre por haber comido corazón antaño, aunque nos hagamos daño.
Como una parra subiremos. Nos enlazaremos y al secarnos seremos libres de florecer viendo cómo el jardín, por fin, está lleno de mala hierba.
Lleno de mala hierba.

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