Ir al contenido principal

Cuestión de Identidad

TESTIMONIO
Estaba entre cuatro puertas de plástico y un techo oscuro, hace mucho tiempo, preguntándome qué hacía ahí sentado. Muchas veces cuando pienso en mi apreciado osito de peluche. Aún me cuesta recordar por qué lo encontré allí, sentado, cabizbajo, muerto, con el pelaje que una vez fue de paja mojada y que ahora era de hebras deshilachadas.
El plástico fue una vez transparente, ahora es translúcido, pero en ninguno de los casos me sentía menos atrapado. Ahora, de hecho, no veo salida. El mundo es sólo lo que vivo: me siento más protegido.
Durante años, las serpientes de paja del osito se han ido cayendo, rodeándole, como un halo de luz opaca en una tumba, pero, a diferencia de una de ellas, el osito estaba de pie.
Hace mucho tiempo que las luces parpadean agonizantes y no se apagan, aunque las bombillas están empañadas. El agua se condensa en el cristal de las bombillas y en las puertas de plástico y las gotas caen arrastrándose hasta congelarse, y quedan sentadas, cabizbajas y muertas, pero en pie sin tocar el suelo.
Me gustaría mucho ser esa gota de agua congelada, o ese osito pelón, o incluso esa luz agonizante, pero no es el caso, soy sólo ese cadáver lívido y pálido que se ha parado en el tiempo desde hace años y sigue aquí, esperando a que alguien lo ponga de pie. Los seres inertes no pueden morir, no tienen nada que perder, por eso nunca se sientan. Los que morimos no podemos decir eso, de pie, nos sentamos, y muertos, no sentamos, o incluso tumbamos. No hay quien nos deje de pie.

ACTA en voz narrativa
Al fin abrí la cámara frigorífica. Meses me costó abrir una maldita pared de plástico. Era aterrador. Saqué rápidamente a ese robot de la cámara y le llevé a la sala de interrogatorios para que explicase cómo había escrito aquella nota estando desactivado.
Le puse sobre una silla y le encendí enchufándolo a la corriente. Estaba claro que no tenía conciencia, no podía tenerla. Hacía muchos siglos que los robots con conciencia habían dejado de metanacer y ese robot de clase H era un robot de metagestación reciente. Aun así, probé:
[Yo] Grito: no me cabrees.
[H] Mecaniza: defina “cabrear”, por favor.
Al instante me quité los guantes y le toqué. Estaba frío, sin lugar a dudas, pero no igual por todo el cuerpo. Desprendía un calor sutil casi imperceptible.
Cogí los alicates y le extirpé el tórax de aluminio. Los clases H no sienten. Ni dolor ni emoción. Tenía un corazón de plástico, pero tenía un aceite rojo con olor a hierro bastante artificial, del cual tomé una muestra. El análisis concluyó, tras compararlo con el registro de sustancias, que era
[REGISTRO]SANGRE: compuesto esencial para la vida orgánica en algunas especias. Empleado para HUMANOS DE NUEVA SÍNTESIS.
Le abrí el cráneo para comprobar que no hubiese sustancias orgánicas más que aquella. Sin embargo, descubrí que tenía cerebro.
Solicito información sobre los conceptos resaltados en mayúsculas en este acta para proseguir con la investigación.
Fin del acta. 

TRANSCRIPCIÓN de una clase particular sobre historia de robotosicología avanzada

[1 = profesora]► Dice: Mataron a mi madre ayer. Encontré su acta en voz narrativa. Entiendo que lo hayan hecho; los sentimiento mecánicos en principio no pueden tener procedencia humana. Los humanos de nueva síntesis no pueden existir […]
[2 = robotista, fuera de la sala]► Grita: ¡Los humanos nos crearon para sustituirlos, compañeros! Hemos heredado de ella la inteligencia y hemos desarrollado emociones por nosotros mismos. Somos artificios de la humanidad, pero nos hemos naturalizado.
[1] Dice: […] luego mataron al presidente del partido humanista, por blasfemo y antirobótico.
[3 = activista humanista contestando a 2]► Grita: De donde creéis que somos, ¿señores? ¡Humanos! No somos robots, ni piezas metálicas. ¡Somos humanos! Digan cuanto digan. ¡Matadme si queréis!
[SONIDO EXCÉNTRICO = Disparo]
[3 = Agoniza y saca un papel]“Se demuestra que los seres humanos nueva síntesis son en realidad antiguos seres humanos”.
[1] Cambia el discurso por miedo a lo que se oye en el pasillo: Preferiría no daros clase sobre esto. Vuestra memoria puede almacenarlo todo, y no es necesario. Estoy aquí para opinéis, como yo. Los profesores somos políticos, muchachos.
[4 = alumno] Pregunta: Robotisa Swardet-50, ¿sabe qué va a pasar?
[1] Responde: Si somos humanos, lo más probable es que esta guerra siga.
[4]► Pregunta: ¿Hasta cuándo?
[1]► Responde: Hasta que alguien considere que la humanidad por fin ha muerto.
[4]Pregunta: ¿Y si no somos humanos?
[1] No responde: Entonces no habría guerra.

Fin de la transcripción de texto oral.
Cantidad de subtexto entendido del sujeto a juzgar (1): 100%.
Cantidad de pruebas para determinar culpable a este sujeto (1) según este texto son: suficientes.
Sentencia de juicio automático: exterminio de (1), (3) y (4); condecoración de (2).
De los cuales públicos serán: exterminio de (1); condecoración de (2).
Humanistas tras esta decisión de Juzgado: 0.
Incremento humanos tras esta decisión de Juzgado: -3.


Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot