Un día cualquiera, -tan poco importante que ni me acuerdo ni es importante en esta historia- me encontré un objeto parecido a un alambre grueso, doblado con una forma parecida a una interrogación.
Lo cogí y me lo llevé sin saber porqué. De alguna manera este alambre me había atraído.
Lo puse entre mis dedos y empecé a agitarlo de forma que vi un corazón pues la curva del interrogante se duplicaba en sentido opuesto al girarlo cuando lo desenfocaban mi ojos, dejando ver esta forma que graciosa y aleatoriamente había salido de aquel alambre.
De broma, a un amigo le decía "tengo el amor entre mis manos" mientras le mostraba el alambre. En ese momento me dí cuenta de algo obvio que había pasado por alto. Tras un silencio le dije
- ¿Sabes qué puedo hacer con este alambre?
- Dime, a ver -dijo riéndose-.
- Puedo demostrarte físicamente que el amor es un interrogante.
Lo cogí y me lo llevé sin saber porqué. De alguna manera este alambre me había atraído.
Lo puse entre mis dedos y empecé a agitarlo de forma que vi un corazón pues la curva del interrogante se duplicaba en sentido opuesto al girarlo cuando lo desenfocaban mi ojos, dejando ver esta forma que graciosa y aleatoriamente había salido de aquel alambre.
De broma, a un amigo le decía "tengo el amor entre mis manos" mientras le mostraba el alambre. En ese momento me dí cuenta de algo obvio que había pasado por alto. Tras un silencio le dije
- ¿Sabes qué puedo hacer con este alambre?
- Dime, a ver -dijo riéndose-.
- Puedo demostrarte físicamente que el amor es un interrogante.
Comentarios
Publicar un comentario