Ir al contenido principal

Monólogo: "Tempus Fugit"

Hola. Soy un tipo majo en realidad. Pero he venido para quedarme. No me iré. No podéis matarme. No podéis evitar que se cumpla mi voluntad. Soy vuestro nuevo Dios. Un dios autoritario y terrorífico al que le da igual que creáis en él o no, porque igualmente ejecutará su voluntad, y juzgará en esta misma vida. Sin masallases que valgan.

Ahora mismo no hay nada por encima de mí. Ni estados, ni ejércitos, ni organizaciones internacionales. Nada. Pero para vuestro alivio primero y desgracia después, estaré solamente dos años aquí en el que ocurrirán las siguientes cosas.

Primera. Desde el día de hoy, en todos los calendarios, en todas las culturas, en todas partes, me proclamo Autoridad Suprema del mundo. Eso implica dos poderes ejecutivos sobre este mundo: el de Desmantelador Supremo y el de Pacificador Supremo

Segunda. Como Desmantelador Supremo proclamo la abolición y disolución de cualquier institución u organización empresarial o Estatal que exceda las 150 personas. Las únicas excepciones serán Internet, y las redes sociales. Esto ya ha ocurrido. No encontraréis papeles que acrediten que tales sitios u organizaciones existieron. Ahora mismo son extintas. Cualquier organización que intente ser superior a tal número, desaparecerá automáticamente. Esta ley está ya en las Leyes Supremas de todos los países.

Tercera. Como Pacificador Supremo, a partir de hoy, no quedan líderes políticos ni militares ni religiosos ni empresariales. No existen ni existirán las armas. Los objetos cortantes serán incapaces de matar a seres humanos. Cualquiera cerca de una explosión artificial será salvado de una forma u otra. Al acabar el año de mi mandato, todos estos líderes morirán sin remedio. Sabrán quiénes son porque, mientras digo esto, verán nacer en su hombro izquierdo un símbolo aleatorio. No le busquéis significado alguno, tendrá que ver con algo de vuestra vida, pero poco más. Cuando esta cicatriz desparezca, será el día de vuestra muerte. Esta ley está ya en las Leyes Supremas de todos los países.

Por último, un consejo y una advertencia. Tenéis la libertad de matarme. Si me matáis, todo esto se anulará automáticamente. Esa es la cláusula cuarta. Pero os recomiendo que no lo hagáis. No conseguiréis nada. Y creo que tendréis cosas mucho más importantes que hacer. Por si queréis encontrarme para matarme, mi ubicación estará adjunta al documento oficial que expida esta ley. Me veréis probablemente arando el campo o vendiendo tomates. Podréis reconocerme en seguida. Solo os recomiendo que, si queréis matarme, cercioraros de que soy yo, porque si falláis al intentar matarme, moriréis automáticamente.

Imagen de minhthai105 en Pixabay

NOTA CONTEXTUAL: texto escrito originalmente en julio de 2021
 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El resquebrajo

Y de pronto el resquebrajo que ya sentía sólo sirve para acabar de romperme, y los pedazos de mí se clavan en mi capacidad de dormir, de sonreír y de querer la vida. Yo, que siempre fui la Antígona que va a morir por lo que le importa pero que se desnuda para sentir el aire frío y sentir que está viva. Yo, la Antígona, que muere cuando su hermano muere por segunda vez, está vez en el destierro de su cadáver. Yo, como ella, muero. La vitalidad de Antígona se va en su muerte. Su muerte es su muerte. Pero mi muerte es la vida.  El resquebrajo es como un desprendimiento: había indicios, pequeñas señales que el monte iba a caerse, pero de repente se cae, y parece que nunca hubo aviso. O que daba igual que lo fuera, porque era inevitable. Parece un capricho de Dios. Parece que no había nubes de tormenta. Pero, de repente, todo es barro, todo es polvo. Todo es hiel. El resquebrajo ya no es tal. Ya estoy roto. Como están rotas las conchas de mar llevadas por el agua. Como el mimbre cuando ...

Tener libido es de aliens

Leo una novela erótica. Me enternece la complicidad. Se ponen a follar. Me pongo nervioso. No cachondo, no. Nervioso como el gerbo que huye. Leo el polvo como leo un epitafio y me fuerzo a acabar el capítulo. (Aunque los nervios no querían). Una, tiene un orgasmo: vital y místico. Otro, no se corre pero: vital y místico. Se despiden. Se besan . Me enternece la complicidad. Acaba el capítulo. Cierro el libro. ... Me entran ganas de llorar. Acabo de leer sobre aliens. Los aliens no son de mi especie. Funcionan distinto. ... Me entran ganas de llorar. porque yo antes era un alien. Siento que nunca he follado. La parte de mi que folla se ha roto. Siento que nunca he querido hacerlo cuando siempre tuve luciérnagas en los ojos con los que miro todo. Algo de mi alma se ha roto. Y estaba en mi cuerpo. Y, dentro de mi cuerpo, en mis ojos. Algo de mi alma se ha roto. Algo vital y místico, como en ese polvo, que ahora es polvo de mis ojos. de ©Shathu Entayla