Eres una gran balsa.
Grande, pesada y redonda
como el mundo.
Una balsa que se mece sobre el agua,
sobre la vida y el tiempo,
y su quilla es irrompible.
Se pega a los tsunamis.
Pero no se hunde.
Desvía los rayos
y doma tiburones.
Sé que si me tumbo en esa balsa
nada malo puede pasarme
nada malo
nada de nada.
Te conviertes en balsa
cuando te abrazo,
y para el tiempo.
y cesan las bombas.
y todo se aplaza.
Pero, a veces,
cuando te abrazo
temo no poder hacerlo más.
Pienso el día en que te vayas;
que atraques para dejarme
y no vuelva a verte;
que me hagas abandonar el mar
para siempre;
que deje de poder enseñarte
el rastro que dejo en la tierra
como tú en el mar lo dejaste.
Estos días pensar en lo inerte
me persigue.
Como el rayo al mar
como el tiburón al barquero
como el tiempo a ti.
El tiempo hace todo agua.
Porque somos agua.
El tiempo siempre gana.
Pero abrazarte…
pero que seas mi balsa me hace olvidar
que somos agua.
Olvidar que las balsas no existen
porque somos agua.
Pero tú eres un milagro
(aunque seas agua):
porque eres una balsa.
Por eso, que dejaras de serlo
me atrapa.
Que existas, es la prueba
de que no somos solo agua
(aunque lo seamos).
Y algún día tú,
y yo mismo
seremos agua.
Y no quedará la madera
de ninguna balsa.
Y algo en mí se morirá.
Se romperá la quilla
pasto de los tsunamis.
Algo se hundirá
y atraerá los rayos
y vendrán tiburones.
Y la vida será menos bonita
porque estará sin ti
Porque habrá ganado el tiempo
otra vez.
El tiempo hace todo agua.
Porque somos agua.
El tiempo siempre gana.
Por eso ayer lloré al abrazarte.
No lo viste: me acariciabas,
pero te abracé muy fuerte,
porque no quiero olvidar la balsa
y sé que cuando seas agua
me acordaré.
Me acordaré de cuando navegabas.
Y si lo hago bien.
Lo suficientemente bien.
Podré abrazarte
como te abrazaba.
Podré sentirme de nuevo
en esa balsa.
Aunque no existas.
Aunque no existan.
(Porque las balsas no existen.)
Pero mientras, mama
no te vayas.
Quiero seguir navegando
y cada vez que te abrazo
se mece la balsa.
Y todo se ve
bello
desde esa balsa.
Y hay bellezas
que apartan el agua.
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Imagen de rschaubhut en Pixabay |
NOTA CONTEXTUAL: este poema fue un regalo para mi madre en 2020, con la pandemia ya empezada, con mi cabeza llena de muerte. Y sé que es un poema que recordaré cuando mi madre ya no esté conmigo. Nota para mi yo del futuro: no tengas motivos para decir que no disfrutaste de mamá.
de ©Shathu Entayla
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